Un nuevo comienzo.-Capítulo 16



Capítulo 16.-

Un nuevo comienzo.-

Me han llamado del psiquiátrico del hospital Garcia Morato para autorizarme una visita a Pedro, me alegré al verlo por el cambio tan drástico que había sufrido, estaba mas gordo y se le veía radiante por verme y un atisbo de esperanza se instalaba de nuevo en mi alma, ese alma de la que me hizo desligarme el comportamiento de los religiosos y sus religiones, pero de la que no quería renegar por miedo a un castigo divino...aunque de todas formas, ya estamos bastante castigados con las miserias que tenemos que contemplar en este mundo de fieras donde la mas sanguinaria es nuestra especie...

Volví a la oficina contento y esperanzado por el, pero sin echar las campanas al vuelo, ganar la guerra contra las drogas requiere antes haber perdido muchas batallas y solo la gana quien sabe eso y no se rinde jamás. dentro de mi me dije, ojala seas tu uno querido amigo...

Tenia que terminar un presupuesto en la oficina de un edificio en Burgillos que me resultaba interesante y que me recordaba a los zigurat del antiguo Egipto, por su formación escalonada, aunque yo le llamaba el titanic por su forma de barco...
Mis pensamientos no dejaban de girar en torno a Pedro y su situación, aunque le dijera que si caía de nuevo no contara conmigo, en la practica no podía moralmente hacer eso, solo en las situaciones difíciles es cuando hay que poner toda la carne en el asador para ayudar a un amigo por mucho que nos cueste y se que esta andadura será complicada, pero si le estoy pidiendo a el que no se rinda, solo con mi ejemplo puedo hacerle comprender que su lucha es mi lucha...

Pero el presupuesto no lo terminé, mi mente permanecía anclada en los recuerdos, esos que me alegran el alma y me alejan de las miserias de la vida, aunque últimamente esas miserias se limitaran al gran problema de mi amigo Pedro...

Recordaba que cuando volví de Linares, el estaba en la Escuela de formación profesional Virgen de los Reyes, para mi fue una gran sorpresa y mayor alegría, no lo veía desde los nueve años que salé de la casa cuna y teníamos ya once años...no se si fue algo bueno o malo, pero eramos la pareja zipi y zape, esa de los cómic que estaban siempre haciendo travesuras. Nos escapábamos continuamente del colegio, unas veces para buscar pajaritos en los nidos de las azoteas que hacían en los desagües.  

Otras veces nos íbamos a una vaquería propiedad de la diputación regentada por el mismo director del manicomio que tenia una hija que me quitaba el sentido, mientras me alejaba con ella a través de los naranjos, Pedro hacia de vigía por si se acercaba el padre, pero mal vigía tenia que ser, porque más de una vez, me sentía cogido por la oreja, mientras Laurita andaba de puntillas por la fuerza con que el padre la levantaba de otra oreja mientras decía, papi papi, me dueleeee...

En una ocasión, el padre cuando me vio llegar por el sendero, soltó del establo una vaquilla, me quité el chaleco y a modo de muletilla me dispuse a torearla, no era más grande que un san bernardo, pero como venia tan rápida, antes de llegar a mi altura salí corriendo hasta que me arrinconó contra el muro de una alberca de agua para los animales, y en lugar de torear, me di un buen chapuzón hasta que se fue...mis días de torero habían terminado definitivamente antes de comenzar...

En la oficina no había podido terminar el presupuesto perdido como estaba en mis recuerdos y después de cenar me puse manos a la obra, me quedé dormido en la mesa de trabajo, me despertó el sonido del teléfono, era las dos de la madrugada, me sobresaltó y más cuando me dicen que es del hospital, sin muchos rodeos me dicen que Pedro ha muerto...

Me estoy vistiendo con lagrimas en mis ojos y la puerta de mi cuarto se abre, entre las luces que hay detrás suya procedente del salón, su figura se recorta, la luz de mi lampara de trabajo se refleja en unos ojos muertos dentro de unas cuencas hundidas y una piel pegada a los huesos de su cara, me deja aterrado, tu, tu, tu...me acaban de llamar diciendo que estas muerto, oigo mis propias palabras mientras despierto de esa pesadilla que se apoderó de mi sueño...respiré tranquilo al saber que no había pasado nada, Pedro estaría bien...

Ángel Reyes Burgos

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