Notas para el libro.-Capítulo 23



Capítulo 23.-

Notas para el libro.-

Mucho antes de empezar a escribir este libro, tomaba notas en un cuaderno de las cosas que recordaba para escribirlas. Aquí tengo una que dice, alucinaciones de Pedro.
Eso se refiere a una de esas tantas veces en las que intentó suicidarse. Por mi parte cuando yo lo he comentado con otras personas eso de sus intentos, me dicen que si una persona quiere suicidarse lo hace sin más, que los que lo intentan solo están llamando la atención para que lo ayuden. No estoy de acuerdo con eso por que conozco muy bien a Pedro y el se sentía muy frustrado cuando no lo conseguía, realmente quería morir por que no podía enfrentarse a sus propias culpas y a ese hombre en el que se había convertido, fracasado hasta el punto de buscar en la basura algo que comer, después de haberse gastado doce euros en drogas.

Su vida era un infierno y a mi no me tenia que convencer que sus intentos de suicidios eran reales.
En una ocasión, se fue a medianoche de un centro de acogida, forzó el armario del botiquín y se llevó una bolsa llena de pastillas, vendió parte para comprar droga y se tumbo a dormir en el interior del cajero de un banco, se tomó muchas pastillas diferentes y recuerda solo que una ambulancia lo llevaba con la sirena puesta, el pensaba en ese momento que lo estaban secuestrando y gritaba todo lo que podía pidiendo ayuda, socorro, socorro, me han secuestradooooo, cuando me lo contaba, no me cabía ninguna duda de que para el, eso era real, me hubiera gustado dar con el conductor de esa ambulancia para que me contara su versión pero no lo conseguí...

Se despertó dentro de una habitación de aislamiento del psiquiátrico con sonda urinaria y vía intravenosa, se sentía según el muy bien, como ya lo conocían probablemente el goteo tendría alguna medicación para evitarle el síndrome de abstinencia. Las manos le estuvieron temblando varios días.

No consigo permanecer impasible ante los recuerdos que me ha implantado este hombre y digo implantado por que no son mis experiencias ni mis recuerdos, pero a veces me siento como si yo los hubiera vivido y como me pasó en el capitulo 20, me deja algo tocado...

No me pasa lo mismo cuando escribo algo tan macabro como mi novela venganza salvaje por que todo es pura ficción, pero relatar la vida real es muy diferente...
Prefiero recordar a ese niño que se escapaba conmigo del internado en plena noche para caminar dos kilómetros hasta llegar a una venta a dar tirones...no me refiero a esos que dan los chorizos de los bolsos de las señoras, tirones en las mesas donde había comida para salir corriendo y el camarero de siempre salia en nuestra persecución, aunque pocos pueden coger a unos niños con hambre.
No es que se comiera mal en el colegio, es que a esa edad, es uno un pozo sin fondo...
Claro que esas salidas no quedaban impune, al otro día irremediablemente nos llamaban a la oficina del director, no servia de nada negarlo, pues aunque no solo nosotros hacíamos eso, eramos los mas conocidos por el dueño de la venta y los camareros...lo peor eran los castigos, teníamos un callo en los dedos de tanto escribir en la pizarra, ¡no voy a robar más¡...hasta quinientas veces..La mano dolía y el brazo se caía también de dolor y cansancio, pero eso no frenaba nuestro espíritu aventurero y pronto volvíamos a la carga aunque tuviéramos que andar mas para conseguirlo. Pusieron un pastor alemán atado a un árbol delante de la venta y sus ladridos en cuanto nos veía nos dejaba acojonado y nos íbamos a otro sitio, pero jamás volvimos al internado con las manos vacías.

Cuando llegábamos a los dormitorios, siempre se nos ocurría alguna gamberrada, en una ocasión a las dos de la madrugada, que volvimos, cogimos un bote de pasta de diente y se la refregamos a algunos por la cara, se despertaban en poco tiempo ardiéndole y picándole y nosotros partiéndonos de risa mientras a veces teníamos que salir corriendo hasta el campo de fútbol para que no nos cogiera...
Se montaba tal jaleo, que el celador de noche los levantaba a todos y los ponía a hacer flexiones, al día siguiente teníamos que estar pendiente de los caponazos que nos daban los compañeros...

No puedo evitar sonreír cuando pienso en esas aventuras con Pedro, pero a la vez me hace volver a la realidad de su situación actual y me sumo en la preocupación y la tristeza, estoy contento por que pronto voy a ir a verlo, pero a la vez inquieto por lo que me pueda encontrar...

Muy, muy cabrón.-Historia 23

Historia 23.- Muy, muy cabrón.

He conocido hombres muy cabrones en la vida, pero Fermín se lleva la palma... Tenía una mujer, Carla, que no solo lo amaba, lo adoraba y por mucho que le advirtieran sobre las malas acciones de su marido, ella simplemente las ignoraba porque, ¿quién iba a saber mejor que ella como era su marido?, también al fin y al cabo, sus amigas solo eran unas arpías celosas de su felicidad y segura querían destrozar su matrimonio...

Solo, que al pensar sobre eso se preguntaba... ¿Qué van a ganar ellas con eso?...además, recordando sus amistades que eran desde el colegio, siempre les demostraron que la querían de verdad.

Al recordar esa cuestión, su mente se envolvía en un torbellino de pensamientos catastróficos, llevándole a una espiral cada vez más profunda de dudas que le hacía caer en continuas depresiones.
Le costaba hablar de esas cosas con su marido, sabia cuanto detestaba el los celos y se quedaba sin respuestas a las preguntas que siempre pugnaban por salir de su cabeza.

Como arquitecto, Fermín está muy considerado en Sevilla, tiene un estudio de arquitectura de los mejores frente al estadio rojo y blanco, una cuenta numerada con muchos ceros de la que se siente orgulloso y sobre todo, le permite convencer a su mujer que no necesita trabajar y que la quiere en casa que es donde según él, es donde debe estar la mujer...

Pero la realidad va encaminada por otro sitio, siempre tuvo un gran problema de inestabilidad emocional a nivel de su bragueta, que le ha hecho continuamente buscar las inestabilidades en otros tangas inquietos...si de por sí ya la inestabilidad de una persona sexualmente agresiva es grave, cuando se suma a la de una fémina tormentosa, los truenos, rayos y centellas, no se hacen esperar.

Fermín se la estaba dando con queso a Carla desde hacía mucho tiempo y ella como buen ratón, se tragaba todo el queso y la multitud de excusas que él le daba tras pasar muchas noches fuera.
Casi todas esa noches de ausencias, las justificaba con su partida de cartas en casa de su amigo Ángel, que estaba bien aleccionado para cuando ella llamara confirmara que estaba con él, si insistía en hablar por teléfono con su marido, o había salido a por tabaco, bebidas o cualquier otra cosa.
Así Ángel, tenía la oportunidad tras colgar ella, de llamar a su amigo para que el llamara a su mujer para confirmarle que ya había llegado de nuevo para seguir jugando a las cartas...aunque la llamada la hacía desde la casa de algunas de sus amantes mientras permanecía desnudo en un cuerpo a cuerpo...

La mujer de Ángel que estaba al tanto de tantos engaños, se sentía humillada, pues Carla era su mejor amiga desde la época del instituto y ambas sabían del cariño que se profesaba una a otra.
Tuvieron muchas peleas por ese asunto, pero ya se sabe que los hombres se tapan unos a otros y las mujeres suelen hacer lo mismo, las peleas no resolvían nada...Nati, la mujer de Ángel, le pidió en muchas ocasiones que se lo contara todo a Carla, pero él no quería ni oír hablar del tema...

La última vez que habló con él se trazó un plan, haría que Carla supiera del proceder de su marido, cuando los hombres estaban jugando a las cartas, ella se fue a casa de su amiga, le contó toda la historia...después de oír a su amiga, llamó por teléfono a casa de Ángel, el estaba en el baño, podía si quieres llamar dentro de un rato...

Sin dilación, las dos se montaron en el coche de Nati y ella lo condujo hasta un chalet propiedad de Fermín, rodearon el edificio de una sola planta hasta dar con un dormitorio iluminado, Carla tomó una piedra del jardín y la arrojó con toda su rabia y la humillación que sentía en ese momento... el soltó a la yegua que estaba cabalgando sobre la cama y con expresión aturdida exclamó...pero, pero que pasa, que haces aquí...Te he llamado y me dijeron que estabas en el baño y solo quería comprobar en que baño...el empezó a decir, no es lo que parece...ella solo dijo, ni te molestes y dando media vuelta abandonaron la casa...

Carla se lo pensó muy fríamente, vivía con todo tipo de lujos sin trabajar y no iba a renunciar a eso, pero su marido lo pagaría caro...a partir de entonces jamás se quedaba en casa cuando su marido salía, se puso en contacto con una agencia de acompañantes y al cabrón de su marido lo hizo, muy,  muy cornudo por lo muy, muy cabrón que había sido...