Venganza póstuma …Capitulo 16
En unos trabajos de limpieza del río Guadalquivir, la pala subió un bloque de hormigón que aprisionaba los pies y parte de las piernas de un cadáver en avanzado estado de descomposición, cuando retiraron la losa, el interior se conservaba más entero, el resto había desaparecido seguramente victima de los pequeños carroñeros del río.
La policía tenía ahora que poner rostro y nombre a esos escasos restos con los que contaban, les llevó tres meses de ardua investigación. Revisaron los casos de desapariciones de los últimos treinta años, el forense dictamino que ese era el tiempo aproximado de la muerte de ese hombre. Visitaron algunas viviendas haciendo preguntas hasta que dieron con un joven que contó lo de la desaparición de su padre poco después de divorciarse y casarse con una joven, se llamaba Beatriz.
Los policías se miraron, parece que por fin tenemos a una…Marcial, el hijo mayor del mercader suizo asesinado preguntó, ¿que quieren decir con eso?...es asunto policial…
Tenemos que informarle que hemos encontrado en el río los restos de su padre, no está la cabeza y solo parte de los pies se conservan.
El hombre pareció relajarse y dijo, llevo esperando treinta años y por fin descansaré aunque ya se me fuera la esperanza de encontrar a mi padre con vida. Siempre supe que esa víbora de Beatriz lo hizo desaparecer.
En el auto los compañeros comentaron el asunto de Beatriz, ¿Crees que debemos ir a detenerla?...no tenemos aún ninguna prueba que la incrimine, pero si vamos a hacerle unas preguntas.
Marcial sacó de su cochera uno de los taxis de su propiedad, pensó que llamaría menos la atención entre el trafico sevillano y siguió la dirección del coche patrulla.
Al llegar a la propiedad de las damas, llamó a los cuatro vídeo porteros y en todos les dijeron los sirvientes que la señora estaba en la mansión tomando el té con Doña Lucrecia, por radio avisaron al agente de vigilancia contándoles que iban hacia la mansión para hacerle unas preguntas a Beatriz, que no dejaran que se marchara.
El taxi permanecía en las proximidades vigilando la verja de entrada y cuando la policía se marchó Marcial rodeo la propiedad en busca de la mejor zona para acceder sin ser visto, trepó por una enredadera hasta llegar a la altura del muro donde había una reja y desde allí terminó de subir y se deslizó hacia el lado de la propiedad, se puso un pasamontañas y tomando su pistola se sentó a esperar entre unos arbustos.
Cuando las damas vieron por su monitor que un coche patrulla se aproximo al de vigilancia y los cuatro agentes se bajaban, supieron enseguida que había problemas, Lucrecia le dio las llaves de su volvo y le conminó, vete inmediatamente…
Se fue al garaje posterior, salió a la calle y de nuevo por si alguien la seguía hizo la misma maniobra parándose en la farmacia e introduciéndose en una cochera que ascendería el vehículo a la altura de la calle posterior, rápidamente se dirigió a su casa a hacer las maletas…
Mientras la policía preguntaba en la mansión por Beatriz, las damas contestaron que no tenía ni idea de donde se encontraba, los agentes de servicio refutaron sus palabras diciendo que su limusina estaba fuera y que ellos la vieron entrar en la casa.
Ante esa evidencia Lucrecia le dijo, llegó a primera hora pero le surgió un imprevisto y tomó mi auto y se marchó, no sé donde…los policías estaban furiosos ante tanto descaro, pero eso era una señal inequívoca de que Beatriz se sentía culpable.
La verja de entrada de la propiedad de las damas se abrió y un volvo frenó sobre la gravilla de la casa de Beatriz levantando polvo y piedras con violencia, la dama se bajo como si dentro del coche estuviera el mismo diablo, antes de dar dos pasos, un verdadero diablo con pasamontañas, le disparó dos veces en el corazón y otra en la cabeza cuando yacía desangrándose en el suelo…dale recuerdos a mi padre, puta…
Ángel Reyes Burgos
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