Historia 22.- Amordazada.
No hay peor mordaza que la que se impone a los sentimientos, a las ideas y a la voluntad de expresarse libremente. Son mordazas invisibles pero más duras y dolorosas de lo que ninguna otra pueda atenazar la vida de una mujer...la sume en una profunda tristeza y la anula como persona.
Cuantas veces en una conversación, ha tenido que escuchar la mujer...tú te callas que no tienes ni puñetera idea de que va la cosa...y no importa si de lo que se está hablando es precisamente de asuntos que ella realmente si entiende y le concierne personalmente. Discusiones sobre su madre a la que los hombres somos tan proclive a mencionar, sobre todo para poner la sal en las heridas que nosotros hemos abierto con nuestras locuaces majaderías sobre lo bruja que es, lo gorda que está y otras lindezas que se salen del vocabulario de una persona educada...
Con nuestro comportamiento, llevamos al limite el poder que tiene la mujer para sustraerse a si misma a todo lo que le daña en su entorno inmediato...pero eso tiene un límite y cuando ya no pueden más, se amordazan así misma para evitar el sufrimiento que le producen unos eternos encontronazos con hombres que no sabemos escuchar ni dejamos la libertad necesaria para que con un dialogo abierto, pueda integrase en una conversación civilizada y dejen ya de sentir que viven dentro de su casa una férrea dictadura...
La sociedad, reconozco que está cambiando en ese sentido desde que la mujer también es protagonista del mantenimiento familiar con su aporte al trabajo y a la economía de la casa y eso hace que el hombre se lo piense más antes denigrar en todas las perspectivas de su lucha por una plena integración e igualad en el seno familiar...
Pero, aún quedan muchas mujeres amordazadas a las que tengo que decirles, basta ya...toma las riendas de tus emociones y de tu vida y quítate de una vez la mordaza...
Aunque el 90% de lo que escribo es solo producto de mi imaginación, me viene al pelo esta entrada una historia real sobre una pareja de amigos míos. Por motivos obvios no pondré sus nombres.
Es el caso de un autentico caso de mordaza en todos los sentidos.
Desde recién casados ella no tenía ni voz ni voto, pero la cosa fue a limites increíbles cuando él en plena madrugada, dejaba a su joven y reciente mujer, encerrada en la terraza de su casa mientras él se venía a mi casa a jugar con los vídeo juegos...Cuando me enteré por ella y le pregunte, me dijo que no quería que se escapara mientras el no estaba en casa...
Eso me hacia recordar cuando en una ocasión me regalaron un perro pequeño y las primeras noche no me dejaba dormir llorando, incluso estando en mi habitación y termine por dejarlo encerrado en la terraza...yo me sentía culpable, por eso no puedo comprender como se puede hacer eso con la esposa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario