Pasó quince días sin que me permitieran ver a Pedro, por fin pude hacerle una breve visita y parecía un viejo, las manos le temblaban y sus piernas difícilmente le respondían, más que hablar balbuceaba motivado según el celador por la mucha medicación que recibía, su doctor declinó amablemente recibirme argumentando que Pedro necesitaba aislamiento y que no tendría otro permiso de visita, hasta no pasado otros quince días en el que esperaba estuviera más recuperado, quería ir bajando la medicación progresivamente para ver como respondía, hasta entonces tenia restringida todas las visitas, solo me permitió verlo a mi sabiendo la unión que había entre nosotros.
Para mis adentros me dije, Te has salvado de nuevo Pedro, ¿cuando conseguirás tus propósitos?, yo tenia claro que de seguir así de enganchado lo volvería a intentar, por que conozco su forma de pensar, se odia a si mismo por haber caído tan estúpidamente en ese abismo tan difícil de salir y en esta ocasión seria mucho más difícil para el después de un nuevo fracaso.
Se que hasta que Pedro no consiga entender las palabras que en cierta ocasión le dije, no saldrá victorioso de esta ardua empresa que tiene que tomarse muy en serio. Le dije que lo primero era tener el objetivo claro, en esto no se puede decir, ¡lo voy a intentar¡ si se dice eso ya ha fracasado, tiene que pensar en un largo camino a recorrer y que puede hacerlo sin prisas, paso a paso con el objetivo puesto siempre en esa meta que se ha planteado...
En una ocasión le dije, Pedro, solo tienes que recordar aquellos momentos en los que no necesitaba de las drogas para moverte, intenta sentir esos tiempos donde tenias tu vida llena de logros sin la miseria a la que te somete y sobre todo hazte una reflexión, si has pasado treinta años sin consumir drogas, que te va a impedir ahora recuperar esos momentos y de nuevo poder vivir una vida plena.
Entiendo lo que me dices Ángel, pero es tan difícil...claro que es difícil, solo tienes que plantearlo como un largo viaje, puede que te parezca lejano si quieres ir andando desde Sevilla a Roma, pero si sabes y tienes claro que tu objetivo es llegar, nada ni nadie te impone el tiempo que tardes, un día haces tres km, otro cinco y sin correr puede que no te des cuenta que en un año has llegado a tu destino sin cansarte y sin traumas...el salir de la droga es una carrera de fondo que tienes que tener el convencimiento que vas a ganar por que te va la vida en ello...
Ahora recordando esto he pensado que aunque me dijo que lo entendía, parece que no fue del todo así, aunque su verdadero problema es el de no haber pedido ayuda aún en un centro de los que hay de ayudas a toxicómanos, cuando salga del hospital lo convenceré pues será la única forma en la que podría conseguirlo al tener una atención continua de psicólogos, médicos y lo más importante, la metadona que pueden rebajarte progresivamente para que llegado un momento no la necesites...
Limpiarse definitivamente de la droga no es sustituirla por la metadona de por vida, porque entonces estarás física y psicológicamente enganchado por siempre, el verdadero objetivo tiene que ser utilizarla como terapia reduciendo el porcentaje hasta que un día te encuentres que no la necesitas más. Es esa la meta que tienes que plantearte y seguro tu vida volverá a ser la que era...
Procuraré que asista al centro de desintoxicación donde puede pasar la mañana ocupado en alguna formación que aunque el no la necesite, es una buena forma de estar alejado de las calles y sentir que está haciendo algo por su vida. En esos centros puedes desayunar, comer y tomarte tu medicación antes de irte...no se si soy demasiado optimista, pero ahora pienso en Pedro después de haberse puesto en la recta hacia la recuperación y yo con el en un teatro viendo, ¡La Estupidez¡, una obra del autor argentino Rafael Spregelburd que versa sobre la fragilidad de la inteligencia en los tiempos que corren. Aunque se me hace, que esa estupidez es tan antigua como el hombre...
Procuraré que asista al centro de desintoxicación donde puede pasar la mañana ocupado en alguna formación que aunque el no la necesite, es una buena forma de estar alejado de las calles y sentir que está haciendo algo por su vida. En esos centros puedes desayunar, comer y tomarte tu medicación antes de irte...no se si soy demasiado optimista, pero ahora pienso en Pedro después de haberse puesto en la recta hacia la recuperación y yo con el en un teatro viendo, ¡La Estupidez¡, una obra del autor argentino Rafael Spregelburd que versa sobre la fragilidad de la inteligencia en los tiempos que corren. Aunque se me hace, que esa estupidez es tan antigua como el hombre...
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