Captura de Berta.-Capitulo 20
El chófer de la camioneta llegó a la jefatura de policía y declaró que había visto a la señora que buscaban en el convento, se dieron las órdenes y todos los medios se pusieron a las órdenes del capitán que iba a dirigir la detención de Berta.
Todas las salidas se cubrieron y procedieron a buscar a la novicia después de haberle consultado a la superiora enseñándole su foto.
Estaba sentada en su cama con una goma atada al brazo y una jeringuilla a punto de clavarse para hacer su último viaje, desde que oyó las sirenas de la policía lo decidió así y tenía preparado lo necesario, prefería morir de esa forma a terminar sus días en la cárcel. Un agente literalmente saltó sobre ella impidiéndole que terminara la acción y la esposó. En la sala de interrogatorios se negó a declarar hasta que no fuera su abogado, le permitieron hacer una llamada y llamó a Lucrecia, en media hora tenia uno...
El abogado pidió inmediatamente su puesta en libertad por falta de pruebas, no había cadáver y solo una bala sin pistola para relacionarla.
El fiscal llamaba desde su oficina a una empresa especializada en buscar minerales en el subsuelo que estaba dotada con equipos electrónicos de sondeos por ultrasonidos y dibujaban en una pantalla un mapa con las diferentes densidades del terreno.
Al llegar a la zona donde comían y retozaban los cerdos, una gran masa compacta se reflejó en la pantalla, el escáner térmico reflejaba más temperatura de lo habitual debido a la alta concentración de cal y material biológico…
Llamaron a una excavadora con una pala grande, una pequeña y un punzón para romper y perforar y se pusieron a trabajar en la zona delimitada por el escáner.
La pala retiró con facilidad la capa de tierra vegetal que se amontonó a los lados y al llegar a una masa de hormigón se sustituyó por el martillo rompedor, el hormigón era relativamente débil como se utiliza para los rellenos, el pico rompía grandes trozos que empujaba hacia los lados y una maquina pequeña los alejaba.
El taladro entró como si fuera en mantequilla al llegar a una cierta profundidad y una masa de cuerpos de animales y cal se dejaba ver…
Con más cuidado a partir de ese momento, se iban sacando trozos más pequeños hasta dar con un cuerpo evidentemente humano. Los policías que supervisaban ese trabajo comunicaron a la jefatura el hallazgo y el fiscal habló con el abogado de Berta…
A la espera de las pruebas de patología, tenemos un cadáver que seguro era su marido.
El muerto sin ninguna duda era Bertín Osborne, aunque no le encontraron ninguna bala en su cuerpo ni orificio que pudiera pensar en muerte por disparo de arma de fuego.
Eso le extrañó mucho al fiscal que siempre miraba esa bala que tenia de un calibre treinta y ocho disparadas y se preguntaba de donde procedía.
Llamó a los operarios de las maquinas y le dijeron que no retiraran ningún escombro procedente de esa especial excavación, envió a una trituradora para convertir los fragmentos grandes en otros del tamaño de pelotas de béisbol…la pistola apareció…
Aunque eso no serviría para nada en el juicio contra Berta por que no había un cuerpo al que asignar la muerte por disparo…y desde luego nunca lo habría porque se lo comieron los cerdos como carne picada, quizás alguno de ustedes tengan de pronto don de tenista, si así es, puede que le gustara la hamburguesa que se comió…
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