Planes de asesinato. Capitulo 12
Lucrecia sin inmutarse en su asiente gritó, ¡Sentaros coño¡…las amigas parecía que les hubiera dado una orden un cuidador a sus perros, se sentaron sin decir una palabra.
Ella les habló…Sabéis que desde que éramos pequeña en el internado siempre estuvimos juntas y os protegí aunque solo tenemos un año de diferencia, di la cara por cosas que hacíais vosotras y cuando salí de allí os prometí que seguiría cuidando de todas. Lo que hice con Don Tomas el senador, fue para aseguraros un techo donde podáis estar al salir del internado y durante más de veinticinco años os he ayudado, asesorado y protegido…Las amigas asentían en silencio…
Pues eso mismo voy a seguir haciendo, ayudaros y protegeros incluso de vosotras misma y si alguna hace algo que ponga en peligro a las demás, se las verá conmigo, como Vanesa a la que quería como no podéis ni imaginar. Espero entendáis cuanto os quiero para haber tenido que tomar una decisión tan dolorosa para mí.
Las tres amigas se levantaron con lágrimas en los ojos y acercándose a Lucrecia la abrazaban y besaban.
Ahora prestar atención, sabéis que arriba tenemos vigilancia por el senador que yo no he querido nunca desactivar para utilizarla para mis propios fines y por eso Tomas ha tenido tantas perdidas en bolsa y se le fueron al garete varios negocios, por nuestros señuelos en las conversaciones dirigidas a que el tomara decisiones equivocadas.
Ahora estamos en esta sala para hablaros de los planes que tiene el para mí.
Sus plan desde hace muchos años fue eliminarme, pero nunca ha querido arriesgarse por la cinta que grabé de vídeo donde sale en la cama conmigo cuando aún era menor de edad, mi amenaza de hacerla pública si a mí me pasara algo lo ha mantenido quieto, pero se está haciendo mayor y ya no ejerce como senador, también he sabido que está muy enfermo y decidido a acabar conmigo. Los muros de hormigón y plomo que en este sótano mandé instalar, no son solo como protección contra escuchas, su mansión es gemela con esta y tiene en el sótano la bodega de vinos como era esto antes.
Las dos bodegas estaban comunicadas por un pasillo subterráneo que utilizaban en caso de emergencias…señalando a su espalda dijo…la puerta de entrada por el pasadizo estaba allí y la dejé inutilizable para que no pudiera entrar en la mansión.
Ahora es cuando más cuidado debo tener con ese hombre, porque en un mensaje de audio que me mandó una criada suya que tengo sobornada, habla con un ex-agente del servicio secreto de su seguridad personal y le ofrece quinientos mil euros por eliminarme, el agente ha rehusado por el peligro que existe en estos momentos por la vigilancia policial y los agentes del servicio secreto.
Por eso ayer cuando tomábamos el té arriba y sabiendo que el está escuchando, os comente ese audio y os dije que lo mandarais a la policía si yo sufro un atentado…
Yo no creo que ese cabrón se atreva a mover fichas…
En los registros efectuados en la casa por la policía, jamás encontraron la entrada a ese sótano, se accedía tecleando un código de seguridad en un pequeño panel camuflado dentro de la caja fuerte que hacia subir cuatro baldosas de mármol y bajar una escalera
automáticamente. Al llegar abajo había otra medida de seguridad, solo se accedía a un pequeño recibidor con un botellero de vinos y dos sillas y en el frente una pared de hormigón donde parecía terminar ese pequeño sótano. Esa pared de hormigón forrada de madera como el resto de la pequeña estancia, subía o bajaba mediante un código que se introducía en el móvil de las señoras.
Quizás tanta seguridad sea la propia perdición de Lucrecia y sus amigas, por que Don Tomas en esos momentos, sonreía en su casa cuando le llegó un pedido que había hecho a un amigo alto cargo de un laboratorio que le suministraba al ejército productos químicos… Había una guerra a muerte contra Lucrecia y no quería perderla…
Ángel Reyes Burgos
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