Persecución infernal, disparos contra Lucrecia…Capitulo 15

Persecución infernal, disparos contra Lucrecia…Capitulo 15



Después de los sucesos, las damas accedieron a la planta alta a través de un pequeño ascensor de emergencia del que nada sabía Don Tomas, fueron al convento a advertirle a Berta que la policía iba a poner en circulación una orden de búsqueda y captura contra ella….

La pequeña cabina por donde subieron las damas, partía desde la bodega de vinos en el sótano hasta llegar a la planta baja, solo subía un piso. El suelo donde pisaba era un plato ducha que al estar en la planta se integraba en un cuarto de aseo con  lavabo y Wáter, Sobre el pequeño ascensor había otro plato de ducha de setenta centímetro de lado, así que cuando el ascensor estaba en el sótano, el cuarto baño de arriba aparecía con su ducha y al estar arriba, una cabina de metra quilato con ducha incorporada.
Se hizo así a instancia del contratista como medida de precaución si la puerta blindada no se abría por fallo eléctrico o del sistema y por escapatoria en caso de necesidad.

Cuando las damas comprobaron por el monitor de sus móviles que el senador estaba muerto, Lucrecia acciono un mecanismo en un gran tanque que contenía espuma que se expandía y endurecía al contacto con el aire, pronto todo el sótano se encontraba sellado y en su interior como un gran cubo de poliuretano, sus tesoros se enterraron para siempre, ya no se podría entrar más en esa bodega en las que tantos planes maléficos se gestaron y llevaron a cavo por el extraño grupo de damas.

Un chofer de la limusina, recibió una señal en su móvil para que se marchara y las dos desaparecieron inmediatamente de la calle, el agente de servicio se quedó a la espera de ver salir a las damas. En la cochera posterior, las tres subieron a un volvo negro blindado y se encaminaron hacia el convento.

Por el espejo retrovisor, observaron un Fiat blanco que las seguía, Lucrecia que conducía no se preocupó por eso, siguió adelante y paró cerca de una farmacia, al lado había una puerta de cochera que se abrió con su mando y el coche se introdujo en ella, el perseguidor quedó esperando en la acera de enfrente. La cochera se elevó hasta el nivel de la calle posterior, las damas salieron y  continuaron su camino hacia el convento…


Tomaron la s-30, una pista de circunvalación que rodea a Sevilla hasta llegar a la auto vía Sevilla Madrid, una moto de gran cilindrada se acercaba rápidamente y Lucrecia giró hacia un polígono industrial, la moto las seguía y se produjo una gran persecución al mejor estilo de las películas. El auto se metió en una calle sin salida y el motorista poniéndose a la altura de la ventanilla de Lucrecia, disparó una ráfaga contra el cristal blindado que soportó perfectamente los impactos, mientras ella hacia una maniobra evasiva marcha atrás para salir de nuevo a la vía principal.

La persecución continúo por el polígono en una carrera frenética que nadie pensaba abandonar, pero el destino elige muchas veces quien gana o quien muere y al saltarse ambos un stop, quiso que el motorista colisionara con una furgoneta de reparto que frenó en seco al ver el coche negro pasar y el motorista colisionando en su lateral, se rompió el cuello en el fuerte impacto. El volvo negro continuó su camino para hacer una parada en un taller mecánico donde le cambiaron inmediatamente el cristal…

En el convento las monjas no podían tener nada que les pusiera en contacto con el exterior, prensa, móviles o televisión, estaban totalmente vetados y Berta tuvo que entregar su móvil cuando decidió quedarse, es el motivo por el que Lucrecia quería llegar al convento para advertirle de puesta en busca y captura contra ella emitida por el juzgado numero doce de Sevilla.

Al llegar al convento, la madre superiora les dijo que no podían ver a Berta, los seis primeros meses eran de aislamiento total y no se le permitía las visitas, ella podía dejarle un mensaje para transmitírselo si es algo muy urgente.
Solo dígale que hemos jugado al parchís y las fichas verdes tienen dos turnos sin tirar…


 Berta conocía muy bien el mensaje, cuando en el juego del parchís se come a una ficha, regresa a su casa, la salida para comenzar de nuevo y no sale hasta que los dados le favorezcan con un seis. Ella sabía que tenía que quedarse en el convento hasta que le avisaran que no había problemas…mientras tanto en la jefatura de policía, un agente tenía en su mesa la ficha de un Turco afincado en Tánger que aparecía en un vídeo de vigilancia de la aduana de Marruecos conduciendo el coche del marido de Berta…

Ángel Reyes Burgos

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