Capítulo 11.-Conociendo el origen
El origen de la aldea, se remonta al año 1908 cuando un monje jesuita acampó en ese paraje desierto, estaba huyendo de la justicia que le había sentenciado a cadena perpetua por la violación y asesinato de cuatro niños. Fray Tomas, construyó la primera choza hecha con materiales de los alrededores, troncos y piedra caliza. Llevaba semillas que cultivó y creó el primer huerto de la montaña, su vida era solitaria y apacible, ideal para un monje que había vivido toda su vida en un monasterio en la sierra de Toledo.
El párroco de su pueblo, lo llevó al monasterio al cumplir los doce años en el que murió su madre, estaba traumatizado por la muerte de su hermana a manos de su padre después de violarla y vio como su madre, acababa con la vida de su padre cortándole el cuello con una hoz y arrojándose después ella por el desfiladero…al cumplir los veinte años, cometió la primera violación y asesinato de un niño, una noche que se escapó del monasterio sin que nadie notara su ausencia, volvió antes del amanecer y nunca se supo quien cometió esa atrocidad.
En ese mismo año, acabó con sus otras tres víctimas, lo sorprendió el padre del niño saliendo de su habitación y lo retuvo con una escopeta hasta que llagaron los alguaciles… El veredicto del jurado fue rápido y unánime, lo condenaron a cadena perpetua…
El se encargó de acortar su sentencia cuando en una cena de navidad, se ausentó del comedor fingiéndose enfermo y por un hueco en la pared de su celda, accedió a un pasillo de servicio que lo llevaba hasta las cloacas por donde salió al exterior.
Caminó durante meses vestidos con harapos y una campanilla como si fuera un leproso para que nadie se le acercara…en pocas ocasiones se le vio, nunca tomaba caminos, de noche robaba en las granjas lo suficiente para subsistir. En octubre de 1908, llegó a esa sierra del pirineos Aragonés y plantó su desquiciada mente sobre ese solitario lugar.
Fray Tomas llevaba una vida tranquila, cultivaba y cazaba su propia comida y no había nadie que lo pudiera molestar…o eso pensaba el hasta que un día…
Apareció junto a su choza una mujer que había recorrido 120km., huyendo de las palizas de su marido, estaba con las ropas desgarradas, hambrienta y en un estado lamentable, la acogió en su choza, la cuidó y alimentó, no sin antes advertirle que solo se quedaría hasta que se repusiera.
Esta mujer era Lucrecia, conocedora de la medicina natural y de las plantas medicinales, también una ferviente católica con miedo a las relaciones sexuales con el monje que la llevaría irremediablemente a la condenación de su alma. Como fue irremediable que pasando todas las noches junto a Fray Tomas, terminaran enzarzados como gatos en celo y que esas refriegas apasionadas diera lugar a un embarazo…
Los dos se horrorizaron cuando el niño nació, unos dientes desproporcionados y desarrollados como si de un adulto se tratara, la mitad derecha de la cabeza parecía haberse separado viéndosele el cráneo, el aspecto general era grotesco…
El monje no quería ni verlo y Lucrecia se encargó de cuidarlo hasta que tenía tres años, lo mantuvo escondido a los ojos de otras familias que se habían instalado cerca creando el embrión de una aldea…
Ante la insistencia de Fray Tomas que amenazaba matar al niño si no se lo llevaba de la casa, Lucrecia una noche se lo llevó al monte y los escondió en una cueva de difícil acceso, puso frente a el toda la comida que consiguió y haciéndose la señal de la cruz inversa dijo…adiós hijo de la abominación, que el infierno esté contigo…
Ángel Reyes Burgos
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