Ah, si, tenía una por horas, pero salió corriendo. Después vino otra, también huyó. Todas las asistentes salen corriendo de mi casa. ¿Cómo? No, que va, no es por mí. (Incomoda) Es por mi cuñado...si, es que las tocaba. Las tocaba a todas en semejante lugar..., es que está enfermo, sabe. ¿Morboso? Pues yo no sé si será morboso, yo lo que sé es que pretendía cada cosa de esas pobres chicas..., y ellas, claro, se negaban. ¿Usted qué haría si mientras limpia la casa le meten la mano por debajo de la falda? ¡Y con una mano! Uy, señora. ¡Si viera el pedazo de mano que tiene mi cuñado! Menos mal que solo tiene una, que sino...Si, un accidente... (Durante este dialogo, se ha sentado frente a la ventana y cose mientras charla con la vecina) Un accidente de coche, imagínese, tan joven, treinta años, se rompió entero. Está escayolado de arriba abajo: solo le han dejado un agujerito para respirar y comer, pero no habla, solo masculla, no se le entiende nada. Los ojos le quedaron bien, así que no se los escayolaron..., se los han dejado al aire, y también la mano tocona, que también está sana, y también tiene sano... (Se interrumpe, confusa) no sé cómo decirle..., es que aún no tenemos confianza, acabamos de conocernos como quien dice, y no quiero que piense mal de mí..., bueno, en fin...que se ha quedado sano...ahí. ¡Y como de sano, señora! ¡Demasiado! siempre tiene ganas de... ya me entiende...Si, eso si, el pobre se distrae mucho. Lee una barbaridad, se mantiene informado...lee revistas porno, si, tiene el cuarto abarrotado de revistas guarronas, ya sabe, de esas con muchachas desnudas, ¡en cada posturita!, yo creo que a esas pobres muchachas, después de hacerles las fotos, las escayolan igual que a mi cuñado... si parecen anuncios de carniceria, con esas piezas de carne ampliadas, a todo color...
Extracto de la sátira, La mujer sola de Darío Fo
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