En plena forma, capitulo primero.



Capítulo 1

En plena forma.-

Me he encontrado con Pedro en el club de campo, desde hacía mucho tiempo no lo veía, se nota atlético y en muy buena forma, con ese bronceado especial que nos da un tono saludable por los juegos al sol, su favorito coincide con el mío, el tenis, o quizás solo sea por el snobismo que a los nuevos ricos nos produce ese orgasmo mental el sentirnos en la cúspide  de la sociedad inscritos en los mejores club...
El está en la pista de al lado y después de un breve pero afectuoso saludo, quedamos para tomar unas copas una vez terminemos nuestros juegos.

La conversación comienza como todas en las que tienes en común esos recuerdos de niños que tanto une y que tan buena excusa es siempre para romper el hielo que la distancia en el tiempo impone en las relaciones, aunque nuestro afecto se había conservado por los años y la alegría de estar juntos de nuevo, no era esa ficticia que tantas veces se producen en la calle con personas que apenas recuerda y te ves forzado a ser amable con sonrisas permanentes que te hacen parecer idiota...ademas ya paso de los cuarenta y me preocupa tanto las arrugas como a las mujeres, solo una persona que se preocupa de esas cosas, puede observar en otras el cuidado al que somete su piel para mantenerse joven y Pedro lo había conseguido por el momento...

Tenía una buena empresa de importaciones, me enseñó fotografías de su mujer y sus niños y esa que con tanto orgullo estaba como fondo de su móvil, un hermoso ferrari rojo deportivo que hasta a mi me dio envidia, se notaba que su posición económica superaba con crece a la mía, no sentí envidia, solo una gran satisfacción por el por qué a mi entender se lo merecía.

Pasamos una tarde maravillosa, después de comer nos fuimos a un pub que el conocía con actuaciones en directo de buenos humorista que nos hicieron reír con ganas...en un momento determinado, entró una morena de esas que decimos de infarto y se dirigió a nuestra mesa con sus movimientos insinuantes y mirando para todos lados como diciendo, aquí estoy yo...se paró en nuestra mesa y besando en la boca a Pedro se sienta con displicencia y satisfecha de si misma.
En principio pensé que era su mujer pues yo estuve trabajando muchos años en París y no había tenido la oportunidad de estar en su boda ni en su casa y no la conocía, pero la foto que me enseñó de su mujer un momento antes, no era la de una mujer que se pareciera en nada a esta que ha entrado.
No sabia que pensar por que las mujeres cambian mucho dependiendo como se arreglen.

Enseguida me sacó de dudas cuando mirándola me dice, ¿Te gusta lo que ves?...conseguí reprimir un ¡es preciosa tu mujer¡, cuando rápidamente el me dijo, es mi novia...tampoco le sonreí por eso, pues en el fondo me entristece esa relación al margen de su mujer, aunque sin saber todos los detalles no se me hubiera ocurrido juzgarlo interna o externamente.

Se levantaron juntos para ir al servicio, estaba una puerta al lado de la otra pero los dos se metieron en el de mujeres, al cabo de un rato y de forma visible al salir, se limpiaban las narices y en sus dedos quedaba un pequeño rastro de un polvo blanco evidenciando la adicción que los dos tenían...

Me despedí de el con mucha tristeza y preocupación, he visto a lo largo de mi vida muchas personas en buena forma tanto física como mentalmente, arruinar sus cuerpos y sus finanzas por ese veneno que poco a poco se mete en tu sangre y te llevan por un camino de destrucción hacia el abismo...

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