Luchando por su vida.-Capitulo 14



Capitulo 14.-

Luchando por su vida.-
Pasó quince días sin que me permitieran ver a Pedro, por fin pude hacerle una breve visita y parecía un viejo, las manos le temblaban y sus piernas difícilmente le respondían, más que hablar balbuceaba motivado según el celador por la mucha medicación que recibía, su doctor declinó amablemente recibirme argumentando que Pedro necesitaba aislamiento y que no tendría otro permiso de visita, hasta no pasado otros quince días en el que esperaba estuviera más recuperado, quería ir bajando la medicación progresivamente para ver como respondía, hasta entonces tenia restringida todas las visitas, solo me permitió verlo a mi sabiendo la unión que había entre nosotros. 


Para mis adentros me dije, Te has salvado de nuevo Pedro, ¿cuando conseguirás tus propósitos?, yo tenia claro que de seguir así de enganchado lo volvería a intentar, por que conozco su forma de pensar, se odia a si mismo por haber caído tan estúpidamente en ese abismo tan difícil de salir y en esta ocasión seria mucho más difícil para el después de un nuevo fracaso.

Se que hasta que Pedro no consiga entender las palabras que en cierta ocasión le dije, no saldrá victorioso de esta ardua empresa que tiene que tomarse muy en serio. Le dije que lo primero era tener el objetivo claro, en esto no se puede decir, ¡lo voy a intentar¡ si se dice eso ya ha fracasado, tiene que pensar en un largo camino a recorrer y que puede hacerlo sin prisas, paso a paso con el objetivo puesto siempre en esa meta que se ha planteado...

En una ocasión le dije, Pedro, solo tienes que recordar aquellos momentos en los que no necesitaba de las drogas para moverte, intenta sentir esos tiempos donde tenias tu vida llena de logros sin la miseria a la que te somete y sobre todo hazte una reflexión, si has pasado treinta años sin consumir drogas, que te va a impedir ahora recuperar esos momentos y de nuevo poder vivir una vida plena.

Entiendo lo que me dices Ángel, pero es tan difícil...claro que es difícil, solo tienes que plantearlo como un largo viaje, puede que te parezca lejano si quieres ir andando desde Sevilla a Roma, pero si sabes y tienes claro que tu objetivo es llegar, nada ni nadie te impone el tiempo que tardes, un día haces tres km, otro cinco y sin correr puede que no te des cuenta que en un año has llegado a tu destino sin cansarte y sin traumas...el salir de la droga es una carrera de fondo que tienes que tener el convencimiento que vas a ganar por que te va la vida en ello...

Ahora recordando esto he pensado que aunque me dijo que lo entendía, parece que no fue del todo así, aunque su verdadero problema es el de no haber pedido ayuda aún en un centro de los que hay de ayudas a toxicómanos, cuando salga del hospital lo convenceré pues será la única forma en la que podría conseguirlo al tener una atención continua de psicólogos, médicos y lo más importante, la metadona que pueden rebajarte progresivamente para que llegado un momento no la necesites...

Limpiarse definitivamente de la droga no es sustituirla por la metadona de por vida, porque entonces estarás física y psicológicamente enganchado por siempre, el verdadero objetivo tiene que ser utilizarla como terapia reduciendo el porcentaje hasta que un día te encuentres que no la necesitas más. Es esa la meta que tienes que plantearte y seguro tu vida volverá a ser la que era...

Procuraré que asista al centro de desintoxicación donde puede pasar la mañana ocupado en alguna formación que aunque el no la necesite, es una buena forma de estar alejado de las calles y sentir que está haciendo algo por su vida. En esos centros puedes desayunar, comer y tomarte tu medicación antes de irte...no se si soy demasiado optimista, pero ahora pienso en Pedro después de haberse puesto en la recta hacia la recuperación y yo con el en un teatro viendo, ¡La Estupidez¡, una obra del autor argentino Rafael Spregelburd que versa sobre la fragilidad de la inteligencia en los tiempos que corren. Aunque se me hace, que esa estupidez es tan antigua como el hombre...

Una marcha peligrosa.-Capítulo 14


 
Capítulo 14.-Una marcha peligrosa

Corría el mes de octubre de 1932, cuando la comitiva puso rumbo al interior de la sierra que aparecía ya nevada, Lucrecia era la única mujer del grupo y tenía razones poderosas, ella era la madre de esa bestia que nunca tuvo que haber nacido, puso solo una condición, nadie excepto ella podía dar muerte a ese ser,…ella se encargaría de eso. Conduciría al grupo hasta la cueva donde dejó a su hijo. Solo Javier y Eva, sabían que Lucrecia era su madre.

La cueva estaba a más de un día de dura caminata con tiempo bueno, pero las circunstancias eran muy adversa por una sierra sin caminos y nevada, no cesaba de caer el agua nieve que le impedía la visibilidad y dejaban sus manos, pies y rostros entumecidos, tuvieron que hacer varias paradas para descansar y calentarse.
Antes del anochecer, comprobaron en una cueva y la encontraron vacía, en esa cueva solía invernar un oso pardo…era amplia y se instalaron en ella para pasar la noche, un generoso fuego los mantendría calientes y a salvo de animales.

Los despertó temprano una exclamación en el exterior de la cueva, Mierda, ¿quién pudo hacer esto? , el asno que llevaba las provisiones, aparecía descuartizado como si unos cuantos osos los hubiera atacado.
Todo el tronco del árbol donde estaba amarrado, aparecía cubierto de sangre, se notaba en el rostro de la gente la preocupación y el miedo, uno sentenció…si hicieron esta barbaridad en completo silencio, podían haber acabado con todos nosotros…

Lucrecia pidió calma y la necesidad de seguir con la misión, indispensable para la seguridad de todos en la aldea y su tranquilidad. Tomaron un rápido y frugal desayuno y se pusieron en marcha de nuevo bajo una intensa nevada.

El día fue durísimo para todos, no estaban suficientemente preparados para el intenso frío y esa cantidad de nieve que les dificultaba cada paso que daban, aunque tomaron toda la ropa de abrigo que había en la aldea, eran gente muy pobre que carecían de muchas cosas básicas…pero su determinación en la empresa que tenían por delante, les armó de valor para llevarla hasta el final. Descansaron solo una vez a las tres de la tarde para tomar alimentos y enseguida se pusieron de nuevo en marcha.

La nieve les dio una tregua y consiguieron llevar un ritmo más rápido aunque siempre mermado por los treinta centímetros de nieve que había bajo sus pies. A las seis de la tarde, advirtió Lucrecia que la cueva ya no estaba muy lejos y se pararían a descansar, la sierra estaba plagada de cuevas y guaridas muchas abandonada y en una de ellas que parecía todo lo confortable que una guarida puede ser, se dispusieron a cenar y a pasar la noche.

Por la mañana se despertaron sin ningún contratiempo…aunque eso se truncó cuando Andrés el carpintero que se había echado a dormir a la entrada de la cueva para vigilar, había desaparecido sin dejar rastro,  no había signos de violencia ni manchas de sangre pero Andrés no aparecía por ningún sitio…

Muerte del senador.-Capitulo 14

Muerte del senador.-Capitulo 14


Lucrecia tuvo muchas oportunidades de matar al Don Tomas sin levantar sospechas, no había ninguna confrontación conocida por personas ajenas a su círculo y estaba el hecho de que ella no ganaba nada con la muerte del senador. El tampoco ganaba nada con la muerte de Lucrecia, pero era un asunto de amor propio y venganza personal que llevaba veinticinco años rumiando.

Sobre el pasadizo que unía las dos mansiones entre las bodegas, había tres metro de tierra cubierta de césped y un precioso jardín japonés. En el centro una fuente con peces de colores y plantas acuáticas. Sobre el centro de la fuente se levantaba un dragón del que emergía un chorro de agua que iba a parar a otra pequeña fuente completando un circuito cerrado en previsión de los frecuentes cortes de agua en épocas de sequía.

Debajo de la fuente principal, una arqueta recogía el agua cuando esta se vaciaba para su limpieza, otra arqueta de paso situada junto al muro del sótano de Lucrecia y de allí pasaba  a un pozo de registro del alcantarillado urbano.
Los obreros de Don Tomas, habían accedido al tubo de hormigón de 200 m.m. que conducía las aguas quitando toda la tierra de soporte de abajo para que se rompiera el tubo al desaguar las fuentes. Colocaron una puerta metálica a modo de compuerta para evitar que el agua fuera hacia la bodega del senador.

Ya le consiguió el agente del servicio secreto que trabajaba para el, los códigos para abrir y cerrar la puerta blindada que daba acceso al sótano de Lucrecia y estaba dispuesto a sepultarla para siempre. Por el monitor vio como las tres damas entraban en el sótano, con el mando a distancia que tenia bloqueo la señal de sus móviles para impedir que accedieran a la apertura de la puerta, bajó al pasadizo y en un cuadro de mando que había cercano a la propiedad de Lucrecia, oprimió el botón que ponía, desagüe fuente…la puerta que le habían colocado en el centro del pasadizo se abría hacia dentro, sabía que tenía poco tiempo antes de que el tubo se rompiera y se anegara todo el pasadizo de agua.

Se fue hasta donde estaba antes la puerta que comunicaba las dos casas y con los dos productos químicos comprado a un conocido laboratorio que trabajaba para el ejercito, los vació como un extintor sobre el muro que inmediatamente empezó a disolverse…encima suyo el agua se filtraba y pronto quedaría esa parte de la galería inundada, corrió hacia la puerta metálica y le sobresaltó el fuerte clic que escucho en la cerradura, cogió con fuerza la manilla tirando hacia el pero la puerta no cedía. Un fuerte ruido lo hizo mirar asustado hacia atrás cuando parte del techo se desplomaba y una gran cantidad de agua entraba cubriéndole rápidamente hasta le cintura.

A través de su teléfono móvil, Lucrecia observaba la agonía de Don tomas cuando el agua le llegaba hasta la barbilla y con toda tranquilidad puso en marcha el mecanismo de una doble puerta de seguridad de acero inoxidable que tenia instalada en el sótano en previsión de que el senador consiguiera debilitar la existente.

Las tres damas con sus teléfonos móviles en las manos, presenciaron los últimos minutos de Don Tomas. Fue importante la colaboración de una de sus criadas que asesorada por Lucrecia, cuando sonó su teléfono móvil, puso en marcha la bomba de llenado de agua de las fuentes para garantizar el completo llenado del pasadizo.

Parte del terreno del jardín había cedido y se personaron los bomberos para inspeccionar las causas, no pudieron entrar por casa de Lucrecia porque nadie contestaba y lo hicieron por casa del senador, la mitad del pasadizo parecía normal y al llegar a la puerta de separación no pudieron abrirla, un muro de agua se lo impedía. Con un escáner comprobaron que estaba inundado y se fueron a la superficie.

Una excavadora, abrió un agujero hasta llegar al techo del pasadizo y con una bomba de agua lo dejaron vacío, volvieron al pasadizo y pudieron abrir la puerta para rescatar el cuerpo sin vida de Don Tomas.

El jefe de bomberos pasó un parte a petición de la policía en el que aseguraba que solo había sido un accidente, probablemente una fisura en el tubo de desagüe o en una de sus uniones, produjo un desplazamiento de las tierras que dejaron sin soporte al tubo que terminó cediendo y con la fatalidad de esa puerta que solo abría hacia dentro, dejo al hombre atrapado sin remedio…El jefe de policía añadió al informe:
Los dos productos químicos que había en el pasadizo, lo utilizo el senador para debilitar el muro con intención de acceder al sótano de la casa de Lucrecia, sus intenciones desde luego no la sabemos, pero nada bueno augura ese hecho y el que puso la trampa al ratón, terminó comiéndose el queso…

Después de los sucesos, las damas accedieron a la planta alta a través de un pequeño ascensor de emergencia del que nada sabía Don Tomas, fueron al convento a advertirle a Berta que la policía iba a poner en circulación una orden de búsqueda y captura contra ella…

En el infierno.-Historia 14

Historia 14.- En el infierno
Salvador estaba siempre despotricando contra su mujer, no miraba si estaban solos o acompañados y le dijo tantas veces que era un demonio que poco a poco su vida se vio sumida en un infierno.
Y lo más absurdo del caso, es que por cosas muy triviales la emprendía con ella haciéndole sentir una inútil. Muchas veces se metía en su cuarto a llorar sin comprender muy bien las exageraciones de su marido, si la tostada estaba más pasada de lo que le gustaba, imbécil, mira que tostada...su ropa tenía que estar como si la estrenara, sus zapatos inmaculados, porque Salvador se creía el centro del universo y su mujer tenía que rendirle pleitesía a su excelsa persona.

Antes de nacer su hijo durante el embarazo, Adriana era una mujer estable emocionalmente y saludable, pero su parto se complicó y estuvo un mes en el hospital, Salvador fue solo una vez a verla para decirle que cuando iba a salir, que el no lo podía hacer todo en casa y además necesitaba desahogarse por que un hombre no puede estar así mucho tiempo...

Cuando se marchó del hospital, Adriana lloro como jamás lo había hecho, se sentía sola y desconsolada y una enfermera le dio una capsula para que pudiera dormir, pues entre el niño que era muy llorón y su estado emocional, le impedía conciliar el sueño. Por su gusto se hubiera quedado en el hospital, temía el momento de enfrentar de nuevo la situación.

Cuando le dieron el alta, llegó a su casa y dispuso de todo el día para preparar las cosas del niño lavar la ropa que le había comprado por qué pensaba que cualquiera sabe si rodaría por el suelo de la tienda antes de que ella se la llevara. Dio varias veces de comer al niño, lo cambio otras tantas y lo meció para que se callara más veces de las que sus brazos podían aguantar...

Cuando llegó Salvador en la noche con pinta de haberse tragado un barril de cerveza, lo primero que dijo fue, ¡niña, que hay de cenar¡...no se acercó a darle un beso ni mirar al niño, no dijo nada pero un dolor infinito se reflejaban en sus ojos...

No he tenido tiempo de hacer cena, el niño me ha acaparado todo el tiempo.
¿Pero qué dices?, un mes en el hospital y ahora voy a seguir como si estuviera solo, eres una inútil y una holgazana, no sé cómo pude casarme contigo... 

Caliéntate algo por favor, no puedo con mi alma...
Bueno está bien pero a partir de mañana te pones las pilas, mira como tienes la cocina  y toda esa ropa sucia en el lavadero.
Pero no seas injusto Salvador, llevo un mes fuera de casa y todo eso lo ensuciaste tú...
Ahora me vas a echar la culpa a mi imbécil, voy a cenar algo y dando un portazo se va...

Cuando Adriana se acuesta eran las doce de la noche y su marido roncaba como un cerdo por que había seguido bebiendo en casa y ella intentando no molestarle se acuesta al lado.
El enseguida se da la vuelta y quitándose los calzoncillos le dice, ya está aquí mi palomita y este pichoncito te va a devorar. 
Salvador por favor, no puedo, sabes que he tenido complicaciones con el parto y estoy en tratamiento para remitir la infección que traigo.
Pues por detrás...jamás hicimos eso ni lo vamos a hacer, además estoy destrozada.
A ti sí que te voy a destrozar yo so guarra y poniéndola boca abajo intento forzarla.
Adriana se resistía y viendo lo que iba a ser inevitable, tomo la botella de güisqui y se la echo encima y con el encendedor que estaba en la mesilla le prendió fuego... 

Ella se abrazó a él para que no se levantara y juntos ardieron hasta bajar a los infiernos…