Sospechas.- Capítulo 9.-




Capítulo 9.-

Sospechas.-

A las dos de la tarde Pedro seguía durmiendo en el sofá, me puse a la faena de hacer la comida con mucho nerviosismo y preocupación, no pude terminar, fui a despertarlo y le espeté con crudeza, tu crees que estás en un hotel?, levántate y ayúdame con la comida...me miró como reprochándome mi enfado pero sin decir nada se levantó y entrando en la cocina me pregunta, ¿cómo puedo ayudarte?, y a continuación me dice que porque estoy enfadado.

Después de comer hablamos Pedro, ahora ayúdame a limpiar el pescado. Se quedó en silencio y me ayudó sin decir más nada, yo evitaba mirarlo y el se quedó como ausente, parecía que se hubiera levantado un muro entre nosotros...Comimos en silencio y cuando terminamos nos sentamos  a tomar un café y sin muchos rodeos le dije...Estoy preocupado por ti, tu comportamiento me hace sospechar que de nuevo estás consumiendo, ¿Como puedes estar durmiendo casi hasta las dos de la tarde con las cosas que tienes que hacer por ti mismo?...

Se me ocurrió suavizar la situación para que no se sintiera agobiado, pero sobre todo para darle tiempo a reflexionar y no me contestara con unas mentiras improvisadas...Aunque sin ganas sonreí, 
para decirle inmediatamente, ¿te acuerdas de esa vez que nos iba a llevar mi madre a los dos fuera de la casa cuna para ir a ver a una amiga?, no ängel, no se a que te refieres...
Mi madre nos tomó de la mano a los dos, en la escalinata estaba la superiora y cuando íbamos a coger el camino, yo me solté de la mano de mi madre y mirándola le dije, no, no, he yo solito...ha, ya, tu madre me contó eso muchas veces y como se reía a carcajadas la madre superiora y el cura que estaba con ella. Pues esta historia es para que recuerdes algo, Yo he solito siempre, porque jamás he contado con nadie para que me ayude en los malos momentos, pero tu me tienes a mi y parece que no valoras esa ayuda, pues lo mínimo que tenias que hacer es respetar lo que estoy haciendo por ti y sobre todo aprovechar esta oportunidad para rehacer tu vida...

Se me quedó mirando como si no supiera a qué me refería...se lo dije sin ´mas rodeo, tu comportamiento me hace pensar que sigues consumiendo drogas. ¿Pero que dices tio?,..no digas nada Pedro, antes de darte la oportunidad de mentirme te voy a preguntar, ¿Quieres venir conmigo a hacerte un doping?,...su rostro se ensombreció, sus lágrimas empezaron a asomar seguramente recordando lo que le dije antes de meterlo en mi casa...Pedro, el dia que compruebe que has consumido, no quiero echarte de casa, coge tu maleta y te vas....ahórrame ese dolor, tus lágrimas de drogadicto no me conmueven, os convertís en grandes actores del engaño...

Ängel, te juro que estoy limpio, desde que estoy en tu casa me he mantenido con la metadona sin necesitar para nada consumir drogas. Bueno, entonces no tienes inconveniente que vayamos a hacerte un dopaje. No tengo ninguno pero tiene que ser la próxima semana, porque esta tarde voy a una empresa a hacer una entrevista y mañana empiezo en un bar todo el dia.
No quise forzar la situación aunque se me estaba mintiendo y con esa excusa me quedé convencido de que seguía tomando drogas, generalmente los dopajes no registran el consumo pasado diez días y
para mi estaba claro que necesitaba ese tiempo para salir limpio, pero de donde el viene, yo ya he ido y vuelto cien veces, a mi no me puede engañar...

Ángel Reyes Burgos

El asesino. Historia 9.

Historia 9.- El asesino.


Las miradas de Evaristo y Lucinda se cruzaron por azar en la mesa de la ruleta donde ambos jugaban en el casino de Benidorm, ella evidentemente por su atuendo y sus joyas parecía tener mucho dinero y eso al hombre le hizo sonar una alegre campana en la cabeza, enseguida pensó en la forma de abordarla elegantemente sin despertar las sospechas de su avaricia.

Lucinda intentaba catalogarlo sin atreverse a darse una opinión definitiva, aunque a simple vista parecía estar fuera de lugar, con ese traje mediocre y sus modales forzados para intentar dar la mejor apariencia de si mismo, pero a los ojos de esa experimentada mujer, no se le escapaba que detrás de ese hombre solo había fachada, aunque tuvo que reconocer lo apuesto y varonil de su figura...decididamente pensó, no desaprovecharé la oportunidad si se me presenta...

A Evaristo no le quedaba más dinero para jugar y antes de marcharse se acercó hasta Lucinda y le entregó su tarjeta diciéndole, espero tener la oportunidad de volverte a ver. Ella le sonrió y le dijo que lo llamaría durante la semana próxima.
El hombre no dejaba de pensar en la mejor estratagema para conquistar a esa mujer de tan altos vuelos para su maltrecha economía, pero no era la primera vez que enfrentaba ese reto y salía victorioso con las joyas y el dinero de otras damas, podía tener mucho dinero si su afición a los casinos lo hubiera abandonado hace años...

El jueves recibió la esperada llamada telefónica de ella invitándolo a cenar, no quería poner en un aprieto a Evaristo si este se encontraba sin dinero y eso es lo que a ella le sobraba. El aceptó enseguida y dijo que la próxima invitaba él. A las nueve se encontraron en la puerta del restaurante y un abrazo mutuo y espontaneo surgió entre los dos como si se conocieran de siempre. Pensó enseguida que las cosas iban a ser más fácil de lo que él creía...

Los dos se llevaron una buena impresión de esa cena, la conversación de él era muy amena y sonreía con facilidad haciéndole sonreír a ella con sus ocurrencia, la estaba ganando y eso a ella no se le escapaba, pero menos a el que daba la cena como un triunfo y no la iba a desperdiciar.

Al terminar la cena él se lo dijo sin rodeos, Lucinda, ha sido una cena maravillosa y tu compañía deliciosa y quisiera que termináramos la noche juntos...ella no se iba a andar con remilgos y desaprovechar lo que prometía una perfecta noche en sus brazos, salieron del restaurante y se dirigieron a las afueras a la casa de campo de Lucinda en un porches rojo descapotable, hasta llegar a una especie de palacete estilo árabe con un gran estanque central donde una fuente lucia impresionante...Le abrió la puerta del coche y mirando alrededor solo dijo, ¡valla¡ ella sonrió.

La noche se convirtió en días y los días en meses y parecían vivir una luna de miel permanente. Evaristo le pidió que se casaran y ella le dijo que más adelante que prefería conocerlo mejor como persona, el empezó a impacientarse pero sin dar signo de esa impaciencia, en otra ocasión que se lo negó el dijo, como tú quieras corazón, me basta con estar a tu lado...

Eso hizo bajar las defensas de Lucinda y decirle, de acuerdo nos casaremos, pero antes tengo que arreglar algunas cosas con mi abogado...

Lucinda fue a hablar con su abogado y darle los datos de Evaristo para que investigaran sus antecedentes encontrando que en la ficha policial aparecía como sospechoso de dos desapariciones, pero que se cerró el caso por falta de pruebas. A ella no le preocupó demasiado por qué no lo habían juzgado y podía ser solo una coincidencia esas desapariciones, tenía la impresión que su pareja era incapaz de hacer algo así.

En el cajón de su dormitorio, Evaristo guardaba una pistola que en su momento le dijo era para defenderse en caso de atracos, pues a veces transportaba mucho dinero en su maletín, de pagos de la empresa de servicios donde trabajaba de contable.

El abogado le pidió a Lucinda, que antes de casarse le permitiera mandar a su casa a un detective privado para colocar micros como medida de precaución para escuchar posible conversaciones que reportaran algún peligro para ella, en principio se negó, pero dado el historial de la policía aceptó.

En una de las cintas, el detective escuchó una conversación en la que se oía decir a Evaristo... Mañana es el día, la voy a llevar a la casa de campo, tu ten abierto el agujero donde te dije... El detective fue inmediatamente a casa de Lucinda y le pidió la pistola del hombre, le dijo que se la devolvería antes de que llegara Evaristo...

Por la mañana la voz de Evaristo parecía imperiosa, Lucinda, baja enseguida que nos vamos... Salieron de la casa y se encaminaron a la casa de campo, en su chaqueta llevaba la pistola y una decisión tomada.

Cuando llegaron le pidió que se dirigiera hacia los pinares para que viera una cosa interesante... Párate en ese hoyo que quiero veas algo, ella bajó y el la siguió hasta el agujero, se paró y preguntó, ¿Quién hizo esto y qué interés tiene?, al levantar la vista vio a Evaristo con su pistola en la mano...

¿Pero qué haces?, le respondió el eco de un disparo y cerró los ojos, al abrirlos Evaristo estaba tendido en el suelo con la cara destrozada en un charco de sangre...la pistola estaba manipulada y la parte de atrás saltó hecha pedazos incrustándose en el rostro y el cráneo...

Lucinda accionó el interruptor de la luz de su coche y se marchó, alguien se acercó a terminar su trabajo, echando a Evaristo a la fosa para después taparla...

Acusación y detención de Berta, Capitulo 9

Acusación y detención de Berta, Capitulo 9

El agente judicial encargado del caso de las damas misteriosas, tenía en una pequeña bolsa de plástico con la etiqueta de prueba, una bala calibre 38 aplastada, con signos evidentes de haber sido disparada. La bala la llevó un carnicero que había comprado una partida de cinco cerdos en la granja de Berta y al despiezar uno de ellos la tenia alojada en los intestinos. Le pareció algo sospechoso y se lo comunicó a la policía.

Antes de irse Berta y las amigas a las Barbados, un agente estuvo en la finca por la desaparición del marido sin haber encontrado ninguna pista y esa bala que era la disparada por Berta contra su profesor de tenis, aún no había sido descubierta, el profesor fue triturado en una picadora de carne industrial y echado a los cerdos..
La zanja con el ganado muerto por la epidemia había sido rellenada con cal viva con la compañía del marido de Berta dentro. Se rellenó con un metro de hormigón y otro metro sobre ella de tierra donde retozaban los cerdos de la granja…

Quince años después y ante la presencia de esa prueba que presentaron al fiscal, este dio orden de arresto contra Berta, aún sabiendo que solo era una prueba circunstancial que no demostraba nada, la bala podía haber ido al intestino del cerdo por muy diferentes causa, incluso a trabes de los alimentos procedente de otro sitio. Esa orden la emitió para aprovechar las veinticuatro horas que podían legalmente retenerla sin una acusación formal y hacer una búsqueda exhaustiva en la propiedad de Berta.

Berta no estuvo más de una hora en la comisaría, el abogado pidió que se hiciera una acusación formal o la pusiera en libertad, el fiscal no tenia con que apoyar esa acusación y salió de la comisaría con tres coches de la policía y una orden de registro.

Lo que en realidad estaba buscando el fiscal, era el arma que había disparado esa bala que sospechaba tenía que estar en esa propiedad.
Hicieron un registro minucioso durante todo el día y parte del siguiente pero no apareció ningún tipo de arma en su propiedad ni en su casa, no podía saber la policía que prácticamente estaban andando sobre ella cada vez que pasaban junto a los cerdos…
Pero les hubiera sido imposible encontrarla bajo un metro de tierra y otro de hormigón.

Cuando el agente encargado del caso se lo comunicó al fiscal, este dio un tremendo puñetazo en la mesa…maldita sea, es que estas putas se van a salir siempre con las suyas…ordenó que incrementaran la vigilancia a las cinco damas y recibir un informe cada veinticuatro horas, o en el momento que hubiera algo importante que informar.


El joven que habían detenido junto a la mansión de las damas y después soltaron por una llamada recibida, lo sorprendió la policía en plena calle entregando un pequeño paquete que contenía cocaína a un vendedor conocido en los medios policiales por dedicarse al menudeo de narcóticos, los dos fueron detenidos y acusados de tráfico de drogas, sobre la mesa del jefe de investigación que llevaba el caso de las damas había una nota… tenemos un pececito, que puede ser una ballena…¿Podrá tragarse a las damas?

Ángel Reyes Burgos

Parto grotesco, Capítulo 9



Capítulo 9.-Parto grotesco

Dos acerados ojos observaban el sumario entierro de Eva, un palmo de tierra la cubría en un pequeño cementerio a las afuera de la aldea, a el, solo le llevó diez minutos desenterrarla, se la llevó amparado en la oscuridad de la noche, hasta una elevación cercana y la empaló sobre una estaca clavada en la tierra, desnudó su cadáver y amarró un travesaño formando una cruz para poner sus brazos…la miró sin sentirse satisfecho, buscó una calabaza y se la puso sobre el cuello sujetándola con unos alambres sobre su carne, dibujó sobre la calabaza unos toscos ojos y una boca deformada, le puso un poco de paja a forma de sombrero y la miró de nuevo, se sintió satisfecho y danzó alrededor
grotescamente...se alejó trotando moviendo los brazos como si quisiera volar, se sentía feliz y reía, hasta que el estampido de un disparo le borro la sonrisa de la cara.

Sintió silbar la bala junto a su oreja y se tiro al suelo, puso a prueba su finísimo oído y permaneció tendido con todos los sentidos alerta, nada se movía, nada se escuchaba.
El disparo provenía de la parte de arriba frente a la aldea, se alejó del lugar reptando hasta llegar a un grueso árbol, se puso de pie detrás del tronco y oteo el horizonte, no necesitaba verlo para saber quién era, con la oscuridad solo podía distinguir la cabeza de un hombre con sombrero, ya había tenido suficiente diversión por hoy y solo quería llegar a su cueva para descansar y ver a sus perros, sobre todo a la futura madre…

El embarazo de su perra había cambiado la forma de tratarla, estaba tumbada cuando llegó y se fue directamente a acariciarla, puso su oído sobre su vientre y la besó, podía pensarse al verlo que tenia sentimientos…pero cualquiera que conociera a este psicópata, podía afirmar sin ninguna duda, que no había sentimientos ni conciencia.

Estaba dormido cuando le alteró los quejidos de la perra, estaba inquieta y el macho muy pendiente de ella, había visto parir a los animales en el monte y sabía que pronto pariría.
Se sentó junto a ella y pronto comenzó a salir liquido y un hocico desmesuradamente grande asomaba ensangrentado, al tener toda la cabeza fuera vio lo desmesurada que era, enseguida tenía todo el cuerpo fuera y se giró en el suelo como queriendo ser espectador del próximo que venía…pero no sería solo un espectador…

Cuando su hermano sacó la cabeza fuera, la mordió con fuerza y se oyó como crujía los débiles huesos de su cráneo, tiro con fuerza y al sacarlo, se veía una gran herida en el costado donde tenía que estar el corazón, pero allí en el hueco no había ningún corazón.
El hombre dándole unas palmaditas le dice sonriendo, este es mi cachorro…
Le dio el perrito muerto a su madre para que se lo comiera, los despachó en dos bocados y siguió con su faena de parir…

Una nueva cabeza asomaba, su forma se parecía a la de los niños humanos, con una boca parecida a un hocico de perro, morro corto y enormes dientes que apenas podían cubrir unos escasos labios, sin orejas, sin pelo, asomaron dos manos a medio formar…
El cuerpo totalmente pelado con una forma parecida a la de los cerdos aunque de torso parecido a un humano, sus piernas eran normales, aunque con cuatro dedos en sus deformados pies…el hombre lo cogió y lo lamió entero, gritaba de alegría, si, si, este es mío y se lo llevó a la perra para que lo viera… es nuestro, es nuestro, la perra hizo el intento de matarlo, pero solo se quedó en el intento, de un garrotazo con su maza, la dejo sin sentido y esperó nuevos cachorros que llegaron muertos y parcialmente devorados…se acostó orgulloso de su camada, sin saber lo que le deparaba el futuro.

Ángel Reyes Burgos