El día de la esperanza.-Capítulo 7.-




Capítulo 7.-

El día de la esperanza.-

Me permitieron visitar a Pedro cuando el psiquiatra  lo consideró oportuno y me llevé una agradable sorpresa cuando lo ví, estaba más gordo, por lo menos en comparación con ese pellejo pegado al cuerpo que lucía en el momento de su ingreso y esa piel pegada a sus rostro que lo envejece de forma alarmante. Lo primero que hice es transmitirle tranquilidad y esperanza diciéndole que pusiera todo de su parte para podermelo llevar a mi casa hasta que se recuperara del todo y tuviera un trabajo.

Muy pocas veces he visto llorar a Pedro con ese sentimiento en el que se notaba un profundo agradecimiento, le advertí que no iba a tener consideración si no seguia en la linea correcta.
Para mí no era un asunto fácil tener a un yonky en casa con la experiencia que ya tenia con otros drogodependientes...recuerdo a uno en concreto que tenia a la madre enferma por sus faenas, muchas veces la llamaron de la comisaria porque habían cogido a su hijo con joyas, que resultaba eran robadas en su propia casa a la madre, ella nunca lo denunció y se limitaba a llevárselo a su casa con las joyas que aún no había podido vender... el se secaba las lagrimas y me prometía que todo seria diferente y que no me defraudaría...A mi no me vas a defraudar Pedro, es algo con lo que tengo que contar, pero si te defraudas a ti mismo, esta vez puede que te cueste la vida...

La experiencia más directa fue con un enfermo de Cáritas que me lleve a casa porque estaba recuperado y no tenia donde estar, trabajaba con el hermano en su fábrica y  el lo echó de su casa.
Tenía prescrita la metadona y empezó muy animado y seguro de salir del todo de esa enfermedad.
Su hermano habló conmigo y me dijo que lo dejaba en mis manos y que cuando estuviera seguro que estaba bien, el lo volveria a meter en su fábrica y en su casa.

El primer mes lo vi bien, pero poco a poco lo noté con los primeros síntomas que son tan visibles en un yonky, si había consumido se quedaba dormido en el sillón...me lo llevé un día a Cáritas para que le hicieran un doping y dió positivo por lo que le dije que a mi casa no volviera, de mi casa estaban desapareciendo cosas  y no podía dudar de que el se las llevaba...le conté a Pedro esa historia y me juró que a el no le pasaria, sabia que le iba la vida en ello...

Por fin me lo lleve a mi casa cuando le dieron el alta incluso en contra de los deseos de la trabajadora social que me decía que no sabia en que me metia, yo había tenido la experiencia anterior así que si sabía en lo que me estaba metiendo, pero si lo hice con un desconocido, como no hacerlo con mi amigo de la infancia...

El día que llegamos a casa fue uno de los más felices para mi de los últimos tiempos tan turbulento, el estaba radiante y feliz y sentí un profundo cariño y determinación por seguirlo en su evolución.
Me recordaba a esos días del internado cuando uno de los niños lo adoptaban y preparaba su maletita para irse con sus nuevos padres, había que ver la cara de esos niños dispuesto a esa gran aventura de tener un hogar y unos padres que lo cuidasen, yo era también un crío, pero no se porque motivo se me ha quedado guardado en la memoria tantas vivencias y sentimientos de esos primeros nueve años de mi vida que pasé allí. Algunas veces me río solo en casa cuando voy a levantarme a coger algo y en cuanto llego a la puerta he olvidado que era...¡me digo¡ ¿Como es posible que me acuerde de tantas cosas de mi infancia y olvide tantas cosas de los acontecimientos recientes?...

El primer día fue maravilloso, me sentía feliz de verlo sonreir y las ganas que tenia de normalizar su vida, pero había una cosa que tenia que preguntarle y lo hice. ¿Porque intentaste suicidarte?, tenias que haber hablado conmigo y podíamos haber buscado una solución antes de llegar a esos extremos...creía que éramos amigos y los amigos no se hacen esas putadas unos a otros...
Me comentó su motivo. la noche anterior a eso se encontraba muy mal y enmonado, estuvo pensando en llegar a casa de un matrimonio de amigos suyos y matarlos para robarles, ese solo pensamiento me atormentaba y decidí que no quería vivir así mas tiempo y llegara un día en que del pensamiento pasara a la acción porque no podría vivir con su conciencia así el resto de su vida...
Se sintió aliviado por decírmelo, pero en mi fuero interno me dejó preocupado comprobando en el estado mental al que había llegado, no quería dormir con un ojo abierto mientras estuviera en mi casa.
Procure olvidarme de esos pensamientos y poner con el toda la carne en el asador, llegaron días de vinos y rosas como se dice en las novelas románticas, pero no podía impedirle el hecho a mi mente que pensara por si misma y me dijera...¿Hasta cuando?...

Antes de que se fuera a su cuarto nos reímos muchísimo recordando la vez que en plena madrugada nos vestimos con las sabanas de la cama y pasamos por las otras cama en plan fantasma y diciendo, buuuuu, buuuu, éramos dos fantasmas de seis años asustando a niños de ocho en otro dormitorio,

 algunos lloraron tan fuerte que se presentaron los cuervos para picotearnos con sus nudillos nuestros cráneos siempre pelados por los castigos, pero nunca me arrepentí de nada, la aventura de vivir es maravillosa con esa edad y más cuando uno puede atesorarla de esa forma en los recuerdos...

Ángel Reyes Burgos

El perro del hortelano. Historia 7

Historia 7.- El perro del hortelano. 
¿Qué haré? Seguir mi suerte venturosa;
Si bien, por ser la empresa tan dudosa,
Niego al temor lo que al valor concedo.
Más dejar a Marcela es caso injusto;
Que las mujeres no es razón que esperen
De nuestra obligación tanto disgusto.
Pero si ellas nos dejan cuando quieren
Por cualquiera interés o nuevo gusto,
Mueran también como los hombres mueren...

Esto es lo que dice Teodoro en un monologo cuando se va Diana en la obra del perro del hortelano y quizás en esta nueva historia salve al hombre de su villanía y digo quizás, porque hasta que no llegue al final, no tendré muy claro si podré mantener mi promesa...

Hay muchas personas a las que le va de maravilla el apelativo del perro del hortelano, que ni comen ni comer dejan y este es el caso de la Diana de esta historia que tenía a su Teodoro en un estado permanente de angustia. Antes de dormir tienen una conversación...
Teodoro dice, mañana estrenan la obra del perro del hortelano en el teatro central.
Diana.- sabes que me encanta el teatro y más las obras de López de Vega, pero he quedado con mi madre para ir al bingo.
Pero al bingo puedes ir cualquier otro día, esta obra solo se representa esta semana.
Diana, ¿Pero tú crees que voy a dejar plantada a mi madre por tu capricho de ir al teatro?, además tenemos toda la semana para ir antes de que la quiten,

Está bien, dime qué día podemos ir para encargar las entradas...
Pues el miércoles tampoco podemos porque tengo la reunión de antiguas alumnas y una cena...
Teodoro un poco irritado le dice...dime tu cuando podemos ir...ella piensa y le dice que el Jueves está ocupada en una despedida de soltera y tampoco puede ir al teatro. También le dice que tiene compromiso durante toda la semana...

Yo creo Diana que tú no quieres venir conmigo y te inventas todas esas excusas para fastidiarme.
Quiero que anules unos de tus compromisos y vengas conmigo porque Carmen y Laura van a ir al teatro y sabes que era mi novia y no quiero estar con ellas sin que tu estés presente...

¿Pero cómo? que vas a ir con tus compañeras de trabajo y encima con esa puta de Laura... Yo no he dicho que vaya a ir con ellas, solo dije que iban a ir ellas y no quiero estar sin ti para evitar historias raras...

Pues vete si quieres, yo no voy a anular lo del bingo con mi madre y el resto de la semana la tengo ocupada...el intenta convencerla pero fue imposible, no dejará lo del bingo con su madre.
Por la mañana no se habla del asunto y se van a trabajar con una despedida seca...que te vaya bien en el bingo., y a ti con tu Laura...el suelta un joder con las mujeres.

Teodoro antes de entrar en el teatro se lo pensó, le resultaba incomodo entrar y encontrase allí solo con sus compañeras conociendo los chismes y los celos de su mujer, tomó de nuevo su coche y se dirigió al bingo donde jugaban su mujer y su suegra, pensó en la alegría que le iba a dar a Diana.

Mientras él iba al bingo, su mujer se sentaba una fila más atrás en el teatro de donde estaba Carmen y Laura con dos hombres con sus brazos por los hombros,... con el bolso en ristre, le dio un fuerte golpe al que creía era su marido y salió corriendo de allí abochornada cuando el hombre protestó y comprobó que no lo conocía de nada...

Teodoro viendo que su mujer no se presentaba en el bingo la llamó por teléfono y ella gritando le dijo...pero dónde estás so cabrón, ¿tú crees que me puedes engañar de esta forma?..

Pues ya ven, al final no sale muy bien parada esta mujer en esta historia...

Ángel Reyes Burgos

Doble asesinato .-Capítulo 7


Capítulo 7.-Doble asesinato 

La mujer abrió enormemente los ojos cuando me vio con el cuchillo en la mano, el dolor y la deformación por el porrazo recibido, le impedían gritar y le daba a su rostro un aspecto siniestro, lo que la hacía más interesante a mis viciosos gustos…
Corté sus prendas de arriba abajo dejando al descubierto su voluminoso vientre, algo se movía y puse mi mano para sentirlo, sonriendo y mirando a los ojos aterrorizados de la mujer, clavé el cuchillo por encima de su ombligo y rajé su blando vientre hasta dejar al descubierto una especie de bolsa oscura donde apenas se veían dos niños moviéndose.

Abrí la bolsa y cogí uno de los niños aún unidos a la madre y se lo acerque…come…
Aunque la obligara,  su destrozada boca no le iba a permitir hacerlo, pero nada me lo impedía a mí y dándole la vuelta al niño, arranque de un bocado la tierna parte posterior de su cráneo y con los dedos, vacié su interior para comer sus blandos sesos…
Tuve mala suerte porque ella se desmayó y no pude seguir disfrutando de sus ojos horrorizados, le di el niño a los perros y a continuación saqué el otro y el saco donde estaban para dárselo a mi perra, estaba preñada y tenía que alimentarse bien…

Después de cortarle la cabeza a la mujer, la metí en una bolsa de cuero junto a otros objetos de la choza que me podían servir y nos marchamos sigilosamente monte arriba, el hombre ya tendría nuevas motivaciones para querer matarme y yo un nuevo trofeo para poder enseñarle…estaba pensando en la manera de encontrarlo y dejarle el trofeo y con esa idea nos encaminamos a nuestra cueva…

Si el hombre quería encontrarme, estaría en los alrededores de nuestro primer encuentro
y allí nos encaminamos los perros y yo. Esperé alejado del lugar a que se hiciera de noche y desde una elevación miraba a mí alrededor, antes de anochecer vi en una cañada una fogata, esperé hasta bien entrada la madrugada, el fuego casi no se veía.
Dejé los perros amarrados para que no estropearan mi sorpresa y paso a paso me dirigí hacia donde se encontraba el hombre, al acercarme escuche sus ronquidos que delataban su sueño profundo, me acerque a él sigilosamente con la cabeza de su mujer cogida por los pelos, la deposité en el suelo cerca de sus ojos, no pensaba irme hasta no ver la cara de ese hombre al descubrir tan macabro regalo…

Mi paciencia se agotaba y fui a los alrededores para buscar algo con que despertarlo, en un cepo había un conejo que me dio la solución, lo solté y al llegar donde estaba el hombre durmiendo, se lo lance encima desde detrás de unos matorrales a una distancia que no podía verme, mi truco dio resultado al dar un respingo y tranquilizarse al instante cuando vio se trataba de un conejo, pero al girar la cabeza y ver la de su mujer, un alarido como de bestia resonó por toda la cañada y tuve la satisfacción de ver reflejado en el rostro de ese hombre el autentico miedo…

Quizás ese mismo miedo, le impedía en esos momentos proferir mas amenazas de muerte en su ciego deseo de acabar conmigo, se sentó impotente en el suelo sollozando y mirando la cabeza de su mujer…no, no, no ¿y mis pequeños?...
Estuve a punto de dar una carcajada de triunfo, pero estaba muy cerca y tenía la escopeta que llevaba, podía haberlo matado mientras dormía, pero este juego me gustaba y procuraría que durará más…si no se vuelve loco antes…

A partir de este capitulo, me desligo del personaje que esta afectando mi cordura.

Ángel Reyes Burgos

De vuelta en Sevilla, tomando el té, Capitulo 7.



De vuelta en Sevilla, tomando el té, Capitulo 7.

El día amaneció lluvioso, pero eso no impidió que a las dieciséis hora, las damas bajaran de sus limusinas y subieran juntas con sus paraguas de colores, la escalinata de la mansión de Lucrecia en su primer día de estancia en Sevilla, después del largo periodo vacacional en las Barbados. Desde donde observaba el senador, al pasar por debajo parecía como si hubieran puesto en fila las fichas de un parchís.
Un coche camuflado de la policía judicial con un agente de paisano, contemplaba el espectáculo propio de una puesta en escena de una película de Fellini…

Cerca de ese coche había otro con dos agentes del servicio secreto, las ventanillas tintadas para mantener a salvo de miradas exteriores una cámara de video con micrófono láser que obtenía todos los sonidos a considerable distancia.
Las damas sabían estos detalles y no pronunciaron una sola palabra mientras subían.
Rosario como años atrás, no pudo evitar levantar el dedo corazón hacia Don Tomas el senador, que seguía con su rutina y su prismático mirando el cortejo.

Se diría que este grupo tan pintoresco no había cambiado en sus más de veinticinco años juntas, en la puerta de entrada donde Lucrecia esperaba, se dieron un beso protocolario en las mejillas mientras sonreían artificialmente, cuando la puerta se cerró se besaron todas en la boca apasionadamente.

No dijeron una sola palabra hasta entrar en un salón blindado a escuchas electrónicas desde el exterior, en el interior había cámaras de vigilancia colocadas por Don Tomas, pero eso no le preocupaba, el senador solo vería y escucharía lo que Lucrecia quisiera para bien de sus propios intereses.

Se sentaron las cinco en una hermosa mesa circular blanca de madera de roble lacada en blanco, tenia incrustaciones en mármol rosa de diferente parejas en posturas altamente erótica, en el centro una rosa blanca y a los lados cuatro rosas rodeándola, roja, azul, amarillo y verde.

Un joven musculoso y solo vestido con una pajarita y un delantal, trajo un carrito con algunas bebidas, Rosario siempre se tomaba un whisky, las demás damas un jerez dulce.
En esos preliminares del té, todo era muy inocente a pesar de ese Adonis rondando entre ellas, solo era un mero objeto decorativo viviente al que se acercaba alguna de las manos de las damas para aliviar sus tensiones momentáneas.

Las conversaciones seguían una pauta también inocente y ambiguas sin mucho contenido, solo parecía estar pasando el tiempo hasta que llegara la hora del té.
Si daba la impresión que en la atmósfera flotaba un aire cargado de lujuria, las damas se apretaban las manos como impacientes por algo o por pura ansiedad, se notaban inquietas desde que supo por Lucrecia que había cámaras de vigilancia dentro puestas por el senador, pero sobre todo por no poder exhibir todos sus encantos como les gustaba frente a esas cámaras y aplacar su lujuria allí mismo…
Por las cámaras del senador no se preocupaban, tenían tanto contra él, que sabía que no las iba a utilizar en su contra y podían tomarse la libertad de vez en cuando de regalarle un gesto obsceno…

A las diecisiete hora exactamente, un precioso carrito de madera importado de china, hizo su aparición empujado por ese semental que hacia volver las miradas de las damas, sobre todo cuando los miraba por detrás que el delantal no lo cubría y el mozo conocedor de su oficio, se inclinaba sobre el carrito para pronunciar sus atributos, haciendo que los ojos de las damas se movieran al compás de sus caderas…

Una obra de arte en cerámica china, conformaba todo el juego de té y empezando por Doña Lucrecia, una a una pudo paladear de su taza, un té al estilo moruno, muy dulce y con mucha hierbabuena, un verdadero placer para los sentidos.
En una bandeja de plata haba un surtido de pastas, bombones rellenos de licor y trufas.


A las dieciocho horas, las damas se levantaban y se dirigían a una habitación de la planta alta donde todas sus tensiones desaparecerían… 

Ángel Reyes Burgos