Al borde de la muerte.-Capítulo 6.-




Capítulo 6.-


Al borde de la muerte.-

Pedro imponía enchufado en todos esos cables y aparatos que lo rodeaban para mantenerlo con vida, me impacto ese triste espectáculo y me recordó a mis dieciocho años cuando un amigo estudiante de medicina me llevó a la sala de disección del instituto anatómico forense donde le tocaba hacer unas prácticas. El olor era sofocante cuando entré en esa sala llena de mesas con cadáveres en diferentes estados de disección, algunos con el tórax abierto, otros con el cráneo levantado, aunque era muy desagradable, lo que más me impactó y no comprendo el motivo, era una joven muy guapa que tenia algodones en los ojos, un estudiante me pregunto si quería ver sus ojos que eran azules y hermosos, le contesté que si y le quitó los algodones para mostrar una negrura infinita en unas cuencas vacías.

Confieso que estuve tres día sin dormir y apenas podía comer, analizaba continuamente lo que somos y que nunca me había planteado, solo un conjunto de vísceras, huesos y carne donde el Dios que yo conocía había desaparecido, pues no podía comprender a ese Dios todopoderoso que me habían enseñado, no entendía sus planes ni porque permite que el hombre terminara así, necesité tiempo para asimilar ese echo, quizás por que hasta ese momento jamás me había encontrado con la muerte.

Me costó aún más entender a esos estudiantes que gastaban bromas y reían continuamente, uno de ellos incluso con un bisturí en la mano y un bocadillo en la otra, abría el vientre de un señor gordisimo y podía contemplar una grasa amarillenta bajo su piel...me sentí de pronto mareado, me faltaba el aire y tuve que salir apresuradamente de allí. Pasé mucho tiempo muy mal viendo al hombre desde una perspectiva que no me llevaba a ninguna parte, solo a perderme en divagaciones existenciales haciendo que mi cabeza fuera un caos total...

Un movimiento de cabeza de Pedro, me sacó de esos pensamientos para ver esta otra realidad que se me planteaba más dura por su cercanía en el tiempo y a una persona que tanto cariño le tenía, el anterior recuerdo me pareció en ese momento un asunto nimio en comparación con esta realidad presente, necesitaba apartar la vista de ese triste espectáculo y me preocupé por saber quien era su médico para hablar con el y me explicara la situación, el no tenia familia por lo que el medico me dio las explicaciones oportunas.

Había ingresado por un intento de suicidio con barbitúricos y cortes profundo en los brazos que le seccionaron varias venas, lo encontró la policía local por una llamada de un señor que lo vio a las afuera de la ciudad en una barriada conocida por las autoridades como punto caliente de drogas.
Había un gran charco de sangre bajo el y tenia el conocimiento perdido, según el doctor, solo su juventud le salvo de una muerte segura. Me aseguró que fue un intento con todas las señales de querer triunfar en el intento y no solo como otros que lo que quieren es llamar la atención por necesidad de que los ayuden...

 Dentro de su gravedad, me dijo que estaba evolucionando bien y que se quedaría una vez pudiera sacarlo de la unidad de cuidados intensivo, en la planta de pacientes con problemas psiquiátricos,
pero la única posibilidad que tenia de no volver a intentarlo pasaba por una desintoxicación absoluta
y un largo periodo de cuidados con el equipo de psicología, sobre todo con una terapia de reeducación para integrarse de nuevo en actividades que le hagan sentirse útil para si mismo y la sociedad. Se había automarginado por su adicción.
Aunque el medico aún no había hablado con el, conocía muy bien por su experiencia la forma en que tenía que tratar este tipo de problemas.

Cuando salí del hospital con la asistenta de Cáritas, tomamos un café y comentamos el problema de Pedro y la forma de ayudarlo, le comenté que había pensado llevarlo a mi casa y poder seguir su evolución, seguramente si encontraba un poco de cariño y ayuda, podría salir con mas facilidad adelante. Me advirtió por su experiencia con los enfermos del centro de drogodependencia de Cáritas,
si no dispone uno de una gran preparación, es muy difícil sacar adelante a este tipo de enfermos que se convierten en mentirosos patológicos, pues si sienten el mono pueden engañar a su propia madre.

Le comenté que en esos meses que tenía que estar en el departamento de psiquiatría hasta que el doctor le diera el alta, saldría sin dependencia y seria más fácil para mi ayudarlo a salir adelante.
Tu no lo conoces como yo, es un gran hombre y con mi ayuda y el aliciente de recuperar su vida de nuevo, se que va a poner de su parte todo le pueda...Ella meneaba la cabeza pero no me quitaba la idea directamente, de todas formas entendería como yo que más vale la pena intentarlo...

Me fui para mi oficina pensando a lo que me enfrentaba, pero seguía teniendo en mi mente a ese pequeño del internado con el que tantas aventuras había vivido y por las que tantos castigos recibimos, sobre todo aquel día que estábamos los dos con cinco años pegados a unos trabajadores de la huerta que recogían unas patatas, nuestra misión era esperar a que tiraran las colillas de sus cigarros para fumar, la primera vez que lo vi darle una calada al cigarrillo, dos lágrimas le corrían mientras tosía de manera convulsiva, yo no podía dejar de reír, hasta que me tocó a mi coger una colilla y meterme el humo en mis vírgenes pulmones, el muy cabrito se orinó encima riéndose y como por encanto, aparecieron dos ángeles vengadores con ropa negra y toca de paloma para

llevarnos cogido por las orejas camino del cuarto de los castigos...lo único que realmente nos preocupaba a los dos, era que pasaremos el día sin comer y la noche sin dormir por los retortijones de la barriga, pero aún así nos mirábamos y nos reíamos de la aventura vivida, ya éramos hombres...Unos hombres con cinco años y muchas aventuras en la mochila...

Ángel Reyes Burgos

Las mujeres y la cocaína... Historia 6.

 Historia 6.- Las mujeres y la cocaína...
Rebeca fue a primera hora de la mañana a la oficina constructora propiedad de su marido para hablar con él, no había dormido en su casa ni había llamado y se sentía preocupada.
Le atendió Alejandra, una secretaria sin estudios ni conocimientos para estar atendiendo un despacho que requería de conocimientos técnicos e interpretación de planos para asesorar a los clientes.

Es la primera vez que veía a Alejandra que miraba la pantalla de un ordenador con unos planos que a juzgar por la expresión de su rostro, pareciera se había perdido por el laberinto de su blusa estampada.
Buenos días, ¿está don Emilio? ¿De parte de quien por favor?, soy su mujer...
Alejandra titubeo y en su rostro quedaba patente un gesto de contrariedad, un momento por favor, se dirigió a uno de los despacho y sin llamar entró...
Dándole un beso en la boca después de cerrar la puerta del despacho, le dijo que estaba allí su mujer, don Emilio se puso blanco, hizo amago de dirigirse a la puerta trasera para salir y ella le dijo que no, que tenía que afrontar la situación y le dijera que era su amante...

Le dio una fuerte bofetada diciéndole, tu estás loca puta de mierda, no olvides que estás aquí sin hacer nada porque me sale más barato que ir cada noche a la güisquería para verte y pagar por tu salida... con lagrimas en los ojos se encaminó a la puerta trasera del despacho y se marchó del edificio.
Emilio salió del despacho para ver a su mujer a la que calmó con mentiras de haber estado trabajando toda la noche para terminar un presupuesto que tenía que entregar.

Salieron a tomar café y ella le preguntó al marido que quien era la nueva secretaria que le había atendido y que no volvió a ver, le contestó que solo estaba de prueba. Estando sentado en la terraza de la cafetería, Rebeca hizo señas al marido en dirección a la acera de enfrente... ¿no es esa tu secretaria?...si es ella.
¿Y por qué va a entrar en ese club de putas?...no tengo ni idea ni me interesa...la despediré.

Rebeca ya más tranquila se despidió del marido y se fue a su casa, en cuanto se marchó, el se dirigió a la güisquería y se fue directamente hacia donde ella alternaba con un cliente en la barra, la tomó del brazo y tiró fuertemente de Alejandra, ven aquí puta...el cliente intentó separarla de él y sin mediar palabra lo tumbó de un puñetazo...tu no te metas y lárgate de aquí si no quieres más. La bajó al sótano y con una señal a una de las mujeres tocándose la nariz, le acercaron una bandeja de plata con cocaína...le dio a esnifar antes a ella una buena raya y se sirvió el otra, a la segunda raya estaban abrazados y parecían la pareja mas enamorada de la tierra, cuando se terminó le dijo, tú tienes tu trabajo de secretaria conmigo y no quiero verte aquí más.

El vicio de los dos, estaba mermando la capacidad de la empresa y cada vez se encontraban con más problemas económicos y menos trabajo. Frecuentaban el antro donde le proporcionaban la cocaína y eso hacía que sintiera continuos celos por los antiguos clientes de ella que no dejaban de agasajarla y ella disfrutaba con ese juego haciéndole sentir cada vez mas deprimido...

Habían cogido un apartamento junto y el cada vez iba menos a su casa, a su mujer la tuvieron que ingresar quince días por trastornos nerviosos y las cosas se pusieron aún peor para él cuando su amante murió de una sobredosis, para empeorar su vida, hacienda lo embargó...

Emilio llegó un día a su casa como un gato escaldado y con lagrimas en los ojos le pidió perdón a la mujer que ya sabía todo el asunto por mediación de un empleado de la constructora...
Ella no quiso escucharlo y le pidió la separación diciéndole que no podía volver a vivir bajo el mismo techo que él, el daño que le había hecho era irreparable...él le dijo que si le pedía eso se suicidaría y Rebeca encogiéndose de hombros se metió en su cuarto.

Vivían en una casa de dos plantas y al escuchar un fuerte ruido desde su dormitorio, salió al pasillo de la planta superior y don Emilio colgaba del cuello de la lámpara central, se sentó en una silla mientras lo miraba patalear hasta quedar sin vida mientras el, con los ojos muy abiertos moría mientras miraba la frialdad de su mujer...

Esta historia es absolutamente cierta y conocí a los protagonistas...solo he cambiado los nombres.

Ángel Reyes Burgos

Cruel venganza...Capítulo 6.

Capítulo 6.-Cruel venganza

Se alejó todo lo que pudo de ese maldito lugar con su muslo sangrándole de forma alarmante, se limpió y colocó un emplaste que hizo con hojas medicinales, rasgo su camisa y con unas tiras se hizo un vendaje y se echó a dormitar un rato, la fiebre y las pesadillas no lo dejaron pero aún así, al amanecer se sintió mejor y descansado.
Se dirigió a la aldea en busca de provisiones para volver al monte el tiempo necesario para cumplir su venganza…

En la cueva, el salvaje miraba con curiosidad el hinchado vientre de la hembra, lo había contemplado en los lobos y en otros animales que había visto parir y se preguntaba…
¿Cómo será lo que tenga dentro?...se le pasó la idea por la mente de abrirla para saciar su curiosidad  y después coserla de nuevo para que no muriera, pero lo dejo pasar por que no estaba seguro si moriría desangrada…lo pensaré mejor…

Llamó  a los perros, vamos, hoy tenemos comida fresca, se encaminaron al pozo donde dejaron al hombre cubierto y empalado y estampo con toda su furia la maza sobre un palo en el borde, al comprobar que el hombre no estaba en su interior, los perros miraron asustados al ver la cara desencajada de su amo, busquemos el rastro, hay que encontrarlo…
El fino olfato de los perros lo llevó hasta una mancha de sangre donde el hombre se había curado las heridas, desde ese punto tomaron el rastro del hombre hasta que lo divisaron muy a lo lejos y de un bastonazo en los lomos de los animales, acabó con los incipientes ladridos  que surgían de su garganta…silencio…

Lo siguieron a cierta distancia, la dirección que llevaba, iba camino de la aldea, ellos seguirían sus pasos.
Se apostaron en lo alto de un cerro bajo desde donde se veían la chozas, vieron al hombre entrar en una, esperaron y al cabo de una hora el hombre aparecía de nuevo con una gran escopeta y un cuchillo de caza en el cinto, portaba a la espalda una mochila que debían ser alimentos. En la puerta estaba la mujer que se veía preñada y con gestos de querer retener a su marido, no escuché lo que decía, pero lo agarraba y tiraba de el hacia dentro. Pero ese hombre solo tenía una idea fija en la cabeza y nadie le haría cambiar…

Las chozas estaban muy separadas unas de otras porque cada familia tiene un huerto para cultivar alimentos y unos corrales donde crían sus animales, en el centro de la aldea, hay un recinto casi circular donde se reúnen para intercambiar sus productos, solo una vez al mes, una carreta se acerca desde el pueblo más cercano a suministrarles artículos que no tienen y alguna carta…

Eso me daba la ventaja de poder acercarme a una choza sin que me vean y yo ya sabía dónde tenía que ir…llegue a la misma puerta de donde salió el hombre y de una patada la abrí, sin darle tiempo a reaccionar sujete a la mujer con fuerza por la garganta y la tendí sobre la mesa, la golpee fuertemente en la boca con mi maza y sus dientes volaron envueltos en sangre, ya dominada la amarre pos los miembros a las patas de la mesa mientras farfullaba…por favor no me haga daño, estoy embarazada…
La visión en la mañana de mi perra preñada, me dio una idea…veamos que tienes dentro…tomé un gran cuchillo de cocina y me dispuse a saciar mi curiosidad…

Ángel Reyes Burgos

Las damas desaparecidas. Capitulo 6.

Las damas desaparecidas. Capitulo 6.

Avisada Lucrecia de la próxima visita de la policía, aunque sabía que por el momento no tenía nada sólido para arrestarlas, decidió que ya era tiempo de tomarse un largo descanso y dejar enfriar todo el asunto. Llamó a las amigas y esa misma noche tomaron todas un vuelo a las Barbados. Compraron una gran mansión y se dedicaron exclusivamente a su propia felicidad sin negocios o problemas que las distrajeran.

Salían con mucha frecuencia  juntas, a cines, teatros y restaurantes, pero jamás se relacionaban con hombres, sus necesidades las tenían bien cubiertas en la noche cuando en una gran cama giratoria y con espejos en el techo y las paredes, copia exacta de la que tenía Lucrecia en su mansión, se dedicaban a practicar las posturas del Kamasutra…

El topo que tenía en la policía judicial, le informaba de los avances que se hacían sobre el caso de las damas misteriosas como se le había etiquetado…pero el caso por el momento estaba paralizado por falta de pruebas incriminatorias contra ellas y el jefe de policía no encontraba suficientes argumentos para autorizar un viaje de su equipo a las Barbados…por el momento las damas estaban a salvo y disfrutando de su descanso.

En esa feliz etapa de sus vidas, las damas rondaban los treinta y cinco años, pasarían diez años más hasta que decidieran volver a Sevilla asesorada por su topo que decía no había nada que temer.
Un nuevo jefe de policía se había hecho cargo de la comisaría central y archivado la investigación por falta de pruebas incriminatorias, solo parecían hechos circunstanciales
Pero al hacerlo, tuvo el mismo presentimiento que el anterior investigador, demasiadas coincidencias en los asuntos relacionados con esas señoras. Retomaría el caso si esas damas volvían a Sevilla y se produjera alguna nueva contingencia.

En el expediente había una nota relacionada con una visita que le hizo su antecesor a Don Tomas el senador, decidió que iría a entrevistarlo. A la mañana siguiente llamó a su puerta y el criado lo hizo pasar a su despacho.
Don Tomas, vengo a hacerle unas preguntas sobre Doña Lucrecia que tengo entendido era su mujer.
Está usted en un error, solo era una ahijada mía, una señorita que la tome bajo mi protección al salir del internado y cuando se hizo mayor de edad, le deje la mansión de mis padres para que tuviera su  propia vida. No tengo relación con ella y en estos últimos diez años no he sabido donde se encuentra.

El jefe de policía volvió a la central y archivó el expediente en casos sin resolver, aunque en el fondo pensaba que no tenía ningún caso…quizás después de todo las damas no hicieran nada malo.


Cuando el senador se quedó a solas, llamó a su contratista de obras para preguntarle como iban los trabajos que se hacían en el sótano colindante a la medianera de la casa de Lucrecia. Sus padres fallecidos les dejo con los planos de las dos mansiones, donde residía el y la de al lado que le cedió a Lucrecia mediante chantaje, esos planos serian cruciales para el desenlace final que había preparado para las damas…

Ángel Reyes Burgos