Historia 4.-Alberto y su Pasión por los culos.

Historia 4.-Alberto y su Pasión por los culos.
Alberto es un joven con pinta de actor, alto y de cuerpo bien formado y rostro que levantaría silbidos desde un Instituto a una residencia de ancianas de la tercera edad...de porte elegante y una cola de caballo que envidiaría las mismas jacas de Peralta. Aunque vive en Sevilla, yo lo ubico en los cayos de Florida rodeado por mujeres con panderos tipo brasileños, esos interminables y perfectamente redondo producto del culto al cuerpo...y que los hombres culto no miran para no evidenciar signos externos de excitación...

Pocas veces se le ve con la misma mujer dos veces, Alberto solo era repetidor de cursos, porque le gustaba pasar más el tiempo con las compañeras de la facultad estudiando sus anatomías y eso le hizo abandonar los estudios para dedicarse al noble arte de aquí te pillo, aquí te mato, no perdía el tiempo.
No le gustaban los compromisos y eso hizo que rompiera muchos corazones.

En una fiesta conoció a Carmen, una pintora propietaria de una galería de arte y con tres licenciaturas y aunque tenía quince años más que él, le fascinó su sonrisa y su porte de gran dama, pero Carmen no se lo iba a poner nada fácil, estaba casada y no se encandilaba fácilmente por el porte de ese joven traga señoritas. La dama se equivocó en sus primeras conclusiones...

Alberto puso toda la carne en el asador y aunque ella le dijera que estaba enamorada de su marido y que jamás lo traicionaría, la dote de persuasión del joven bajaron todas sus barreras ante la promesa de Alberto de que siempre estaría a su lado, porque se había enamorado locamente de ella.
Carmen empezó a encontrase en un dilema por esa pasión que estaba naciendo dentro de ella y que temía le abocara a dar un paso que podría destrozar su matrimonio.

En la primavera de 2012, el marido tenía un viaje de negocios que lo llevaría a pasar una semana en París  y Carmen se precipitó en los brazos de Alberto sin saber en el precipicio en que iba a caer toda su vida.
Estaban los dos en un balneario y él se pasaba el día mirando a los panderos ajenos hasta el momento en que él hablaba con una cubana en la barra del bar y ella observo como su mano acariciaba la retaguardia  de la joven...se sintió furiosa y a la vez herida pero permaneció en todo momento como si nada hubiera pasado.

Al día siguiente, Carmen le habló de una cabaña que tenía en la sierra de Granada que quería que conociera, partieron de viaje a primera hora y al mediodía se encontraban en una impresionante cabaña echa de troncos de madera y con todas las comodidades de una vivienda de lujo, Alberto se sintió impresionado cuando ella le dijo que era de su propiedad y pensó en cuanto dinero podía tener Carmen, se dijo así mismo que se dejaría de tontear con panderos ajenos para dedicarse exclusivamente a su amante.


Después de comer se tomaron una copa antes de subir a la habitación y al desnudarse ella le gastó una simple broma...le tocó la popa y le dijo...qué bien te vendría dos balones de baloncesto aquí...
Ella no se inmutó y le dijo, acuéstate que voy a por dos balentain con hielo...le dio uno a él y se tomó un sorbo del suyo. Las gotas que le puso enseguida hicieron efecto en Alberto que roncaba de forma ostensible, Carmen sacó de una caja de herramientas un cúter de hojas extensibles y tomando de la punta el pene de Alberto, lo seccionó por la base mientras sonriendo lo miraba y decía...yo no tengo popa, pero tú te has quedado sin proa...

Nota.- Alberto realmente existe porque es un joven que conozco y es así de atractivo, pero la historia es totalmente ficticia y la he escrito para el...

Ángel Reyes Burgos

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